OCTUBRE 2013
La lectura para este mes de Octubre versa sobre un referente ético
que desde hace más de veinte siglos fue la Ley ética más emblemática del mundo
occidental: EL AMOR.
Sin embargo, su verdadero concepto ha sido tergiversado, diversificado y hasta vulgarizado, al punto tal que hoy en día no existe para el adulto de hoy, ni para las generaciones del futuro, una clara idea de lo que debe ser el amor ni cómo realmente practicarlo en propiedad.
A continuación reproducimos el bloque teórico IV.1, sobre EL AMOR, que es parte del Libro IV, de la Colección “Cabalgando en hombros de Gigantes del Pensamiento”, cuyo autor es el suscrito y seguro servidor.
Debo advertir que siendo nuestro enfoque de naturaleza post-convencional, su cabal comprensión requiere el dominio de nuevos conceptos cuyas explicaciones exceden el propósito de estas lecturas.
Por lo que, aspiro a que el lector no iniciado en nuestro macro-modelo de Inteligencia Espiritual (IEs), comprenda esta limitación.
Aunque pueda parecer inusual, se ha hecho uso de referencias ´in situ´ y no de pié de página, para que el lector que quiera saber más sobre determinado término o concepto pueda consultarlo, si llega a adquirir los cuatro Libros de nuestra Colección.
No obstante, invito a quienes deseen hacer sus preguntas o consultas por e-mail a petroniotam@gmail.com.
Pese a las limitaciones anotadas, espero que la comprensión general de esta lectura sea lo suficientemente útil para el lector: y tenga a bien, considerarlo conveniente distribuirlo entre su apreciado círculo.
Muy cordialmente,
Petronio Tam
EL
AMOR
“El amor esta: "Allí donde uno hunde las raíces
que
emanan de lo mejor y más verdadero de uno mismo...". Liv Ullmann
"El Amor es el tejido conectivo del Universo". M.A. Brenann
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”…
“Amén a sus enemigos”…
“Si ustedes aman solamente a quienes los aman
¿Qué recompensa recibirán?
¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos?”. Jesús
Si tienes fe en la Humanidad..., si la amas...,
Si quieres dar... Bienvenido seas! FUNFEH
A continuación presentamos los aspectos del modelo de Inteligencia
Espiritual (IEs), que contribuyen a aclarar, complementar y en algunos casos
presentar una visión alternativa y correctiva del pensamiento sistémico de los ´gigantes del pensamiento´, sobre tema que ahora nos ocupa, El Amor:
1.1 El concepto ampliado
del Amor, de IEs
Para IEs, el amor es considerado una ley universal espiritual y
divina cuya aplicación tiene como propósito evolucionar el crecimiento
metaentrópicamente perfeccionante de la capacidad de conciencia de la mente
espiritual ―La metaentropía (término
acuñado por IEs), es una fuerza universal aplicable a la conciencia, que ordena
y desarrolla con el transcurrir del tiempo la capacidad (cognitiva, sensitiva y
volitiva) de las estructuras básicas de conciencia (EBC´s), de la mente del
espíritu.
El amor es la fuerza espiritual QUE NOS INTEGRA, bajo la perfecta armonía
conductiva de las vibraciones mentales, de quienes la emiten y la reciben. Así el amor se impone sobre el rechazo, el odio, la separación
egoica y, desplaza al desamor en la mente espiritual. Integrada a la Ley
de la Verdad, forman la Ley de la Sabiduría, porque el amor a la verdad
convierte a quien la tiene, en un verdadero sabio, capaz de poner en práctica la
verdad de lo que piensa con el amor que siente y dice.
El amor opera en los cuatro niveles de la mente (ampliando la
creencia convencional del mono-nivel psicológico):
a) El Cuántico para justificar a nivel micro:
1) La fraternización de los nucleones y los enlaces químicos.
2) El equilibrio rotatorio de lunas, planetas, estrellas y galaxias.
3) El retorno al Receptor Universal por colapso gravitatorio de toda la materia en agujeros negros supermasivos.
b) El Biológico para el crecimiento, la regeneración celular y el mantenimiento y recuperación de la salud.
c) El Psicológico para el querer del ego constructor, motivado por sanos intereses, libres de temores manejados por antivalores o vicios.
d) El Evolutivo para ´el amar´ con el Yo superior o ´Simbre´, sin
condiciones materiales o egoístas, con sanos hábitos virtuosos.
El AMOR es el estado conectivo óptimo de todos los pensamientos
evolucionantes o, altruistas a partir de una Inteligencia Emocional saludable, que es a su vez parte de la Inteligencia
Espiritual. El amor construye un tejido conectivo por excelencia, con las
vibraciones mentales sensitivas para unir, e integrar más el resimbre que el
renombre de los seres. La energía del amor sinergiza otras fuerzas
emocionales, sentimentales y espirituales, vectorizando la evolución sensitiva
del Simbre. Crecer la capacidad de AMAR, es el mejor medio con que cuenta el género humano, para alcanzar
evolutivamente la capacidad de nacer con altruismo racional, que supere a su
egoísmo racional.
El amor, es la “chispa que enciende el fuego” de la evolución altruista y, a la vez es “el cemento” que adhiere “la simbiosis de los hologramas de pensamiento” para amar la verdad. La fuente del amor, es la poderosa e inagotable energía producida por las estructuras básicas de conciencia (EBC´s) sensitivas del simbre ―ver el capítulo del Simbre en el bloque teórico del Libro III de esta Colección―, para hacer ´el bien´ con amor. Así, como el ego genera inagotablemente deseos, el simbre genera inagotablemente amor. De un modo análogo, en lo físico observamos la fuerza inagotable de un imán (egoico), para producir los fotones de su campo magnético que equilibra las cargas de las partículas (atrayéndolas según su interés egoico, o repeliendo según sea egoicamente su miedo o aversión) y como los gravitones de la gravedad (indefectiblemente por amor) las masas para el orden planetario y cósmico.
El flujo de información armónica y resonante entre hologramas, con patrones de coherencia óptimos, es la forma más universal de concebir el amor. Es decir que, el egoísmo es una forma estructural, que cada individuo o ser individual tiene, de discontinuar su armonía holográmica con el universo y de concebir ese sentimiento separatista, de pensamientos egoístas, que su concepción egoica genera. Entendemos cómo el egoísmo tiene su parte funcional, de permitir a toda individualidad, que termine su ciclo de existencia alargándola lo más posible, preservando con su prole a su especie y haciendo ambas cosas lo más lúdicamente posible.
Por ello, la naturaleza evolutiva
estratégicamente introduce el egoísmo, en la mente psicológica de toda
individualidad en evolución material, para darle una percepción separatista que
lo conserve y mantenga, con respecto a las demás individualidades que le
rodean, ya sea de la misma o de especies diferentes.
También
comprendemos así, que todo exceso de
egoísmo no controlado, es una trasgresión al amor evolutivo, toda vez que
retarda, detiene o interrumpe el libre flujo del perfeccionante proceso
evolutivo mental y, crea bloqueos mentales al nivel evolutivo para salir de la
ignorancia y acercarse más a la verdad.
El altruismo conduce hacia una
progresiva aproximación al estado óptimo del amor.
Así, el crecimiento sensitivo es una
crucial capacidad de optimizar la conductibilidad informática, integrando al
individuo con sus prójimos y con el universo; es decir, de crecer en capacidad de amar a la verdad
y alcanzar la sabiduría para hacer el bien a sí mismos y a los demás.
1.2 La historia del amor universal, desde el
inicio del tiempo
La optimización cualitativa de los patrones holográmicos sensitivos, nos conduce a reconceptuar el “amor universal” como el estado comunicante de “la perfecta conductibilidad informática”. El amor es universalmente la forma primaria de la optimización conductiva, como un tejido conectivo vibracional de la información, sin barreras ni resistencias. En nuestro mundo imperfecto, se producen barreras en forma de hologramas de pensamientos desarmónicos, o de “desamor”.
Ampliamos así el concepto del amor, desde los confines vibracionales de la inducción metafísica-cuántica, hasta el infinito confín del escenario del Creador-Receptor, donde el amor es la integración total de todo lo creado. Universalmente el amor es el estado conectivo óptimo de pensamientos ―que son configuraciones holográmicas―, evolucionantes o altruistas. Inversamente este estado conectivo pierde efectividad cuando hay desamor u odio. Las mentes, en sus diferentes estados organizativos, corresponden a individualidades: cuánticas, moleculares, celulares, cuerpos “inertes”, células; y, de seres biológica y psicológicamente vivos, o sea seres “psico-biológicos”.
El grado cuántico de amor, puede verse aún bajo la óptica aplicable a los seres “inertes”; el amor en ellos guarda proporción a su grado de perfección de ordenamiento molecular, como por ejemplo la cristalización, ¡¿quién no admira la belleza de los cristales?!
Las moléculas cuando están en estado sólido, su amor es proporcional a su densidad y pierden amor al pasar a otros estados menos densos. Así, por pérdida de amor cuántico, metales o metaloides, pierden la conductibilidad de su informática térmica y electromagnética, cuando pasan de sólidos a coloides, de coloides a líquidos, de líquidos a gaseosos, y de gaseosos a plasmas. Inversamente, la materia gana amor, cuando gana cohesión gravitatoria y por ende crece en densidad.
El caso extremo es, cuando la materia está por colapsar en un agujero negro, allí por la acción atractiva de la gravedad, refleja el máximo grado de amor, antes de pasar evolutivamente a todificarse, o a regresar en forma de “nada material”, y por amor a la integración total, al escenario del Receptor Universal ―ver la explicación de la existencia del Único Receptor Universal, en el Bloque teórico del Libro I de esta Colección (lecturas de Agosto y Septiembre).
El amor es y ha sido una constante en la evolución del universo.
Aunque, ello no sea accesible a nuestra óptica reduccionistamente materialista.
Desde los tres primeros minutos después del origen del universo, la nucleo-síntesis
fue conectando y uniendo por amor fraterno a los quarks, de a tres en tres para
crear los neutrones, como la materia prima de los núcleos de los átomos. Su
unión hecha con el inagotable amor cuántico de la fuerza nuclear fuerte,
perdurará hasta el colapso de la materia, después de decenas o centenas de
miles de millones de años. Observamos así, como las leyes universales físicas
hacen ´equipo´ con las leyes universales espirituales, por ejemplo la nuclear
fuerte con el amor unificante, en este caso.
La cromodinámica cuántica explica, que a los trescientos mil años de
la edad del universo, después innumerables choques entre los “egos cuánticos”
de los neutrones, éstos se ´astillaban´. Al “palo” astillado lo llamaron
protones y, a las ´astillas´ electrones. Las chispitas que emitían ambos se
llamaron fotones, y así, el universo pudo tener con éstos “la luz”, del
naciente electromagnetismo. Todo se dio como resultado del amor de los
electrones por los protones. La expresión de la atracción que hay entre ellos
son las líneas del electromagnetismo de los fotones, que ambos, protones y
electrones, idílicamente emitían al atraerse mutuamente, bajo lo que la física
dice prosaicamente: “polos opuestos se atraen”.
Esta naciente fuerza del amor a nivel cuántico, entre electrones y
protones dio origen a los primeros átomos del universo. Los cuales se formaron,
por el incesante “orbitar” de los electrones por amor a los protones. El amor
de los electrones de valencia hizo posible que sus orbitales se expandieran,
para encerrar con su amor a dos o más núcleos de los mismos átomos, para crear
sus respectivas moléculas. Incluso, el amor cuántico dio origen a esa fuerza
inmensamente atractiva –la fuerza nuclear
fuerte−, que además de formar neutrones y protones, formó los núcleos de
átomos. Al comienzo simples como el hidrógeno, para convertirlos por amor
fraterno, en núcleos de átomos más pesados de deuterio, helio y berilio, en los
albores del universo. Luego hizo posible los hornos de fusión nuclear en la
estrellas.
Con la existencia de las primeras moléculas, el universo pudo hacer
efectiva mayores expresiones de amor como tejido conectivo, a través de la
atracción acumulativa gravitatoria de los “gravitones”. Esto fue posible, por
la masa de todas las partículas, desde la masa más pequeña de los fotones de la
luz, hasta la masa más grande de las moléculas. Esta fuerza cuántica del amor
atractivo, de los gravitones sobre los fotones, hizo posible, en Einstein, la
teoría general de la relatividad y el concepto del espacio-tiempo, que la
gravedad es capaz de curvar el espacio y de detener el tiempo físico, para así,
al final, en los agujeros negros supermasivos, integrarlo todo con el Receptor Universal.
Pero tal vez, lo más productivo para el conocimiento de los lectores
no iniciados en la ciencia fáctica, es que este amor cuántico de los
gravitones, hizo posible la concentración de las moléculas gaseosas del joven
universo, para formar estrellas de primera y segunda generación, que vivieron
prolíficamente cuando el universo tenía de dos a siete mil millones de años.
Durante la fase terminal de las estrellas más grandes, éstas se convirtieron en
supernovas, y su energía fue capaz de fabricar toda la gama de moléculas que
hoy se conocen.
Todo el sistema solar está hecho de éstas moléculas, incluso
nuestros cuerpos. Así pues, estamos hechos de ´polvo de estrellas´! Es decir que, existimos físicamente gracias
al amor altruista de las supernovas, para servir a la evolución de la vida
biológica, a partir de la diversidad molecular que lograron hacer. El sentido
causal de la vida cuántica, de moléculas y subpartículas en estas estrellas,
fue permitir que la nuestra floreciera (explicado
en las lecturas de Agosto y Septiembre).
Y lo maravilloso fue que, el amor causal de las supernovas, creó por
fusión nuclear las moléculas para la vida biológica. Entre todas las moléculas
de la naturaleza, el carbono obtiene el cetro y la corona. Es la más amorosa de
todas, pues sus cuatro enlaces de valencia le han permitido asociarse entre sí,
en larguísimas cadenas, primero de hidrocarburos que evolucionaron para después
crear enlaces con aminas, azúcares y ácidos fosfóricos. Así se formaron los
diversos péptidos, terminaron formando ARN’s y sus respectivos genes, se
aparearon para formar el ADN, para contener la capacidad de autoréplica que es
el secreto de la vida biológica. El amor fraterno de las moléculas de carbono,
permite que sigamos vivos, pues con ellas, se hacen los aminoácidos y las
glucosas que nos sirven de alimentos para crecer y funcionar, respectivamente.
Sin el amor fraterno de carbono no estaríamos vivos.
Fue la fuerza del amor, la que hizo reunir a los seres unicelulares
en colonias para sobrevivir, alternándose para abrigarse y alimentarse. Era
tanto el amor que se tenían entre sí, que las colonias se simbiotizaron
repartiéndose funciones para volverse seres multicelulares. Así nacieron las
plantas y los animales, primero en el mar. Pero el amor de la madre tierra, para
ofrecerles mejores hábitats, formó escudos protectores para filtrar los rayos
cósmicos en la magnetosfera y en la atmósfera del planeta. Pobló esta última de
nitrógeno, oxígeno y anhídrido carbónico, que permitió más variedad de
nutrientes biológicos, con los que por mutación los seres marinos se
convirtieron primero en anfibios y después en seres vivos terrestres.
El amor biológico tiene el ejemplo reina, en el cambio mutacional
del reptil al mamífero, empezó a notarse hace unos 70 millones de años en nuestro
planeta. La mente biológica de algunos reptiles pensó que, se debiera cuidar
con más amor a sus crías y, mutaron para que les salieran mamas con qué
amamantarlas, mientras eran indefensos y muy vulnerables. Este cambio los
convirtió en reptiles ovíparos mamiferoides, como el ornitorrinco de ahora.
Gracias a su amor por la vida, fueron éstos, los pequeños vertebrados de tierra,
quienes sobrevivieron alimentándose de musgo, cuando los dinosaurios y la
mayoría de otras especies se extinguieron, al extinguirse la gran masa de
vegetación gigante en el período Cretácico, por la radioactividad generada por
el catastrófico impacto de un gran asteroide cargado de iridio, hace 65
millones de años. Sus restos se convirtieron en hidrocarburos como el petróleo
que hoy usamos.
El amor siguió impulsando la evolución biológica, los ornitorrincos
y equidnas, para no seguir perdiendo sus preciados huevos en las fauces de
depredadores, dejaron de poner huevos y empezaron a llevar sus embriones en su
propio vientre que evolucionó en la bolsa de marsupial. Luego de muchas
generaciones más, éstos se volvieran mamíferos placentarios. Así, las hembras
mamíferas aman tanto a sus crías, que la mayoría de ellas, primero se hace
matar antes de que les roben a sus embriones y por supuesto a sus pequeñas
crías. Desde cuando las crías nacen, su amor les hace producir leche para
amamantarlas, hasta que puedan valerse por sí mismas. Ya que, los mamíferos tienen
mayor masa encefálica y son los animales más inteligentes; y a su vez, su cerebro
requiere mayor tiempo que en el caso de los reptiles, para poder ser
autosuficientes y ganar su propia supervivencia. Y finalmente, es el amor
racional del humano, hasta ahora, el que le hace cuestionar a sí mismo cuando hace a los demás algo
mal hecho. Así, por amor, también los humanos mutamos hacia menos desamor, de
carroñeros a antropófagos, a esclavistas, a colonialistas y hasta llegar por
ahora a tratar de respetar los derechos humanos.
La conclusión de este extenso recorrido por una abreviada síntesis
de la evolución del universo, es que el amor, conjuntamente con la verdad y el
bien, formaron un vector resultante que IEs llama altruismo, ―ver los puntos 2.1.6 al 2.1.10 del Bloque teórico del Libro III de esta Colección―. Así, el amor, es parte del vector
presente en cada paso evolutivo del cosmos y del planeta, existiendo desde los
primeros tres minutos del universo, cuando se dio la nucleosíntesis que
fraternizó a los quarks en neutrones.
Mientras que, el ser humano apareció como
especie hace escasos 200.000 años, cuando el universo tenía
aproximadamente 13.779.800.000 años.
Quiere decir que, por estar presente como un vector componente y responsable en
cada paso evolutivo; ´El Amor´, por voluntad del Creador Universal, es un
designio de la Creación y de la evolución del Universo. El amor existió desde
muchísimo antes que el humano apareciera, así que no es su invento ético de
algún filósofo moralista, ni ninguna creación humana, es parte de la estrategia
evolutiva altruista del Creador
Universal.
Por todo lo anterior, El Amor, al igual que La Verdad, son leyes
universales, que rigen la evolución metaentrópica del Universo, incluyendo la
evolución perfeccionante de los humanos. Así, cualquier humano en el momento en
que dejamos de amar ―para IEs, esto equivale a dejar de actuar
con base a virtudes del simbre―, incumplimos esta
ley. Y pasamos a estar expuestos, a la acción kármica de la Ley de La Justicia
Restitutiva.
Si la trasgresión es tan frecuente y repetitiva, o tan grave, que
refleja un bloqueo espiritual de conciencia; éste deberá romperse, ya no con
karma de amor, sino con karma de dolor. Ver más sobre el karma y la Ley
espiritual universal de La Justicia Restitutiva, en la sección de Las Leyes
Espirituales Universales, del capítulo 2 del Bloque teórico del Libro III de
esta Colección, y sobre el simbre en su capítulo 7, al igual que sobre el ego,
en el capítulo 6 del mismo Libro III, del cual haremos frecuente referencia.
1.3 ¿Sabes Amar?
Para muchos, el amor es tan solo un sublime sentimiento, para otros
un apasionado deseo, incluso una irrefrenable obsesión del ego. Lo cierto es
que, el amor no es del ego, se siente se produce y se da en el simbre. IEs incluye como verdadero amor, el materno,
paterno, filial, fraterno, de pareja y universal, siempre y cuando salga del
simbre y se dirija al simbre de los demás.
Eso es saber dar amor. Se da sin esperar recibir nada a cambio, pero
si alguien devuelve el amor que uno da, o incluso, si se recibe amor sin uno
darlo, uno debe recibirlo, agradecerlo, disfrutarlo y re-crearse con ello,
tomando en cuenta que es una bendición kármica pasajera; cuya lección lo obliga
a uno, a hacer mejores misiones altruistas ―no hay restricciones condicionantes por el amor que uno recibe, ni
el recibirlo debe producir apegos ni dependencia ni generar celos ni
posesividad―. Así los demás, ni siquiera se percaten que lo
deben de recibir con el simbre, no con el ego.
Cuánto desperdicio de amor ha habido, en las incontables veces que
el ego depreda con el amor de simbre que recibe. En estas oportunidades de
ayuda sincera, el ego aprovecha depredadoramente para seguir manipulando y
bloqueando la conciencia de su simbre, para que en ella no pueda aflorar esta
verdad. Esto es no saber recibir amor. Desafortunadamente, son muchos, adultos
y de la tercera edad que lo hacen; obviamente, por su inmadurez, lo hacen con
mayor frecuencia los jóvenes y los niños.
Lo que más preocupa es que, ni padres ni escuelas han sabido enseñar
como amar, a jóvenes y niños. Hay que enseñara a ´amar´ con el simbre, que es
diferente que el ´querer´ que hace el ego. Si no logramos que ellos lo
´aprehendan´, la depredación de irrespeto, indolencia, intolerancia, ofensas,
robo, enemistad, ´matoneo´, violencia, crimen, entre ellos; y de adultos a
ellos, y viceversa, será cada vez mayor en cada nueva generación.
Así, la niñez y la juventud están gravemente contaminadas por sus
egos disfuncionales, no saben amar, ni aprecian que alguien les enseñe. Creen
en su autosuficiencia, creen no necesitar de nadie ni de nada más, creen
conocerlo todo, a través de acceder sin mayor discernimiento al internet para
conectarse a audaces, irresponsables, videos y juegos que incitan a la
depredación, a precoces experiencias de ´chats´, ´twitts´, ´texteos´ para
concertar aventuras, riesgos extremos, sexo, alcohol y hasta vicios.
Sintiendo un gran dolor empático, me pregunto, ¿cuántos bloqueos
kármicos más, la juventud se está creando a sí misma? Me pregunto, ¿cuánto dolor kármico tendrán
que sufrir sus egos, antes de darse cuenta de ello y logren desbloquearse
espiritualmente, cuándo despertarán el simbre, si nosotros no les
ayudamos? De lo contrario, la mayoría
del género humano no podrá seguir evolucionando con la eficiencia que deben, ni
con la efectividad que sus elevados destinos exigen. Y aquí estamos nosotros,
Ud. lector y yo, en medio de esta triste realidad… Ojalá no solo seamos
´invitados de piedra´ en este drama, que yo veo como una imperiosa oportunidad
de ayudar y hacer lo mejor a nuestro alcance para revertir esta situación en
que vivimos, dando un viraje de ciento ochenta grados hacia el amor, en nuestra
propia vida y en la de los demás.
¿Saber
AMAR es un arte?
Indudablemente es más difícil que saber pintar
personas o cosas, hay muchas academias de dibujo y pintura, hasta carreras en
artes gráficas con tecnología digital. Amar es más difícil que saber bailar con alguien, hay muchas
academias para aprender distintos bailes. Incluso amar es mucho más difícil que
saber manejar un automóvil, hay muchas academias de conducción
automotriz.
Entonces me pregunto, ¿por qué no hay dónde le enseñen a uno
a amar?
Ni escolarizadamente, ni
des-escolarizadamente parece haber instituciones con capacidad de hacerlo. Pareciera
que nadie se preocupa por sistematizar una enseñanza metodológica, para
aprender efectivamente a amar. ¿Será porque nadie valora el aprehendizaje para
saber amar? ¿Será porque nadie pagaría por ello, como se paga el aprender a
pintar, bailar o conducir vehículos? Y
al decir amar, no me refiero a educación sexual, que ahora también es un
programa serio en muchos colegios. Creo sí, que no siendo tan “urgente” como lo
sexual, aprehender a amar es tanto o más importante y fundamental. El enseñar a
amar de verdad, debe estructurarse prioritariamente desde la primera infancia y
seguir perfeccionándolo, por el resto de la vida, a medida que maduramos y
enriquecemos el resimbre. Empezando por capacitar a padres y docentes.
Los padres y la academia, deben no solo
prevenir “incendios y catástrofes” sexuales. Deben de formarnos con
“estructuras antisísmicas”, sobre qué es el amor y cómo amar con el simbre.
Pero entonces, ¿Cómo, Cuándo y Dónde aprendió Ud. a AMAR? Leí algunos buenos
libros de Leo Buscaglia, de Eric Frömm, de Anthony de Melo, de Carlos Vallés,
de Wayne Dyer, de David Fishman, de Walter Risso, de Gonzalo Gallo. Aprehendí
de todos ellos, mucho de lo poco que sé. Ahora trato de integrar el tesoro de
sus pensamientos con la diferencia entre el simbre y el ego, entre el amar y el
querer, que aprendí de gigantes como el propio Osho, de Krishnamurti, de Chopra
y de Ken Wilber. Mas ninguno integra toda la riqueza del conocimiento sobre el
amor de lo cuántico, lo biológico y lo evolutivo al convencional amor
psicológico, ni explica con claridad explícita la diferencia entre el amar del
simbre y lo que es el querer del ego.
Se requiere aún más profundidad, para que el
amar deje de ser un tema de superación personal y construyamos con el amor, una
verdadera estructura para el simbre, para amar, no para querer, que es casi lo
único que la mayoría hace. Porque, el ego todo lo intelectualiza para manipular
la verdad que conoce. Solo el simbre interioriza la verdad con la fuerza del
amor, lo ´aprehende´ y lo pone en práctica, dando amor. Así, la mayor parte de
cómo amar la ´aprehendí´, trascendiendo el ego con el simbre, viviendo la vida
misma con ´sintonía productiva empática´, aprendiendo a dar lo mejor que puedo de mí,
a quién más lo necesita ―ver el punto 7.6.9 del Bloque teórico del Libro III
de esta Colección.
Lo que también aprehende uno, como tantos,
fue a través de la máxima de la vida: “El golpe avisa y el dolor enseña”. Y
desperdicié, como muchos, cruciales oportunidades de amar mejor como pareja,
como padre, como hermano, como amigo y como humano. Pues, cuando íbamos
aprehendiendo algo nuevo y mejor, ya era tarde para “deshacer lo andado
equivocadamente” pues, la oportunidad ya había pasado, o el daño ya estaba
hecho, muchas veces irreversible o irreparablemente, a uno mismo, a la pareja,
a los hijos, a la familia, al amigo, al desconocido o a la sociedad.
Qué lástima que el pensamiento convencional
dominante, por el ego, no ha ayudado a las presentes generaciones a amar de
verdad, y con la verdad. Por todo lo anterior, considero urgente, que
capitalicemos los errores habidos en nuestra experiencia, que la academia,
además de instruir preparatoriamente para una profesión lucrativa, retome el
rol que le corresponde, de enseñar a amar a los niños y jóvenes, de las
actuales y futuras generaciones. Tal vez este capítulo ayude al lector a
comprender mejor lo que es el amor, cómo producirlo y cómo darlo, es decir cómo
amar. Y ojalá, entre los lectores se encuentren algunos padres y educadores de
verdad.
1.4 Algunas REFLEXIONES sobre El AMOR
IEs insiste que debemos de ampliar el
concepto del amor, hasta más allá del sentimiento altruista más sublime, pero
obviamente integrándolo a la verdad, para lograr sabiduría, de hacer lo que
pensamos y expresamos. El amor es una
expresión vibracional, sensitiva, mental-espiritual que ARMONIZA,
UNE y SINERGIZA a los individuos. Vuelvo a hacer énfasis que,
AMAR es una Ley DIVINA, para La Evolución de cada quién, participando en la
Evolución Universal.
Amar es un
imperativo categórico, es fuente seminal de todos los valores gobernantes,
éstos contienen la fuerza del verdadero sentimiento altruista. Para amar mejor,
favor tome en cuenta las partes pertinentes de los Bloques teóricos – IEs, en
el Libro I para entender mejor el amor
de Dios, en el Libro II para unirlo a La Verdad; y en el Libro III, para
practicarlo con el simbre trascendiendo el ego, todos correspondientes Libros
se refieren a esta Colección.
1.4.1 ¿Se nace o se desarrolla el
amor?
Cada quién es concebido desde el primer
momento con el aporte aleatorio de sus progenitores, para construir su genoma
evolutivo, uno de los cuatro genomas holísticos que explicamos en el punto
4.3.IV el sub-libro IV.3 del presente libro ―también
de manera análoga se generan las capacidades potenciales del genoma psicológico
para construir el ego, del genoma del ADN biológico para construir el cuerpo,
sus células y moléculas; y, del genoma periespiritual para construir las formas
del cuerpo y su red de comunicación entre la mente del espíritu y las mentes de
cada célula y de cada molécula.
Es en el genoma evolutivo ―el que puede o no, kármicamente, estar
complementado por el simbre de algún precursor espiritual―
donde debemos reconocer el resimbre (la riqueza espiritual de la mente del
simbre) que cada quién ´recibió´ prepersonalmente del aporte aleatorio de cada
progenitor.
En el resimbre está incluido, una determinada
capacidad de generar y dar amor, también otra determinada capacidad de concebir
y entender la verdad; y por último una determinada capacidad de desarrollar la
fuerza de voluntad para hacer las misiones trascendentes con virtudes de amor y
de verdad. Las tres capacidades están limitadas por los bloqueos de conciencia
heredados de los progenitores y del precursor espiritual, si lo hubiera. Por
ello, cada quién nace con una capacidad de amar, que puede seguir desarrollando
ontogénicamente durante su ciclo de vida biológica.
Es decir que, durante su ciclo
psico-biológico de vida, cada quién tiene que crecer aún más y mejor, en sus
EBC´s, esa capacidad de amar. Ejercitándola con hechos virtuosos y
trascendentes. Se debe primero romper los respectivos bloqueos de conciencia
con que nace, también romper los que pueda haber creado por los errores y males
causados ontogénicamente y por los defectos del ego que resultaron en traumas
emocionales vividos, que generaron nuevos bloqueos.
Solo creciendo la capacidad de amar, podemos
crecer el resimbre con la verdad que hemos adquirido. Y el simbre crecerá
cuando con verdad y amor, gestionamos con éxito las misiones trascendentes que
la vida nos presenta. Así hacemos realidad el verdadero sentido que la vida
tiene, la evolución metaentrópica del espíritu hacia la perfección del Receptor
Universal.
1.4.2 ¿Es posible ejercerlo incondicionalmente?
Sí definitivamente es posible hacerlo sin
condicionamientos del ego (que todo lo condiciona a algún interés o a algún
temor), pero no es fácil. Lo tiene que hacer el simbre, venciendo la tenaz
resistencia del ego que quiere controlarlo todo, como lo ha venido haciendo
antes que el simbre despierte y aprehenda a trascender el ego.
El simbre, porque ama la mejor excelencia que
puede dar a su propio resimbre, con total compromiso y férrea determinación, lo
hace sin ningún interés, material ni afectivo, cuando logra convertir el amar
en una continua y permanente multiplicación de actos virtuosos. Mediante la
práctica habitual de valores fundamentales de universal aceptación, haciendo de
ellos los principios gobernantes de su vida, como inviolables virtudes, que
practicará habitual e incondicionalmente; así, crecerá el resimbre.
1.4.3 ¿Se ama sólo a veces?
Dejamos de amar cuando el ego retoma la
lucidez de la pantalla de la conciencia y bajo su óptica se hacen las cosas, conforme
a lo que el ego desea, quiere y cree que le conviene, por algún interés o por
algún temor, consciente o inconsciente.
Así, el aparente amor se convierte en
“querencia”.
No olvidemos, se quiere con el ego y se ama
con el simbre.
Debemos de optimizar nuestra permanente
selección entre actuar con el ego o con el simbre.
Cuando se trata de actos extraordinarios, hay
que trascender el ego y poner el simbre a operar nuestra planta propia
psico-espiritual (términos que se
refieren a herramientas psico-espirituales, ampliamente explicados en el bloque
teórico del Libro III, de la Colección “Cabalgando en hombros de Gigantes del
Pensamiento”, escrito por Petronio Tam). Se trata de misiones
trascendentes, oportunas que hay que hacer con el simbre, amando de verdad y
con la verdad, o actuando por amor a la verdad; poniendo así en práctica y
obra, la expresión de nuestra verdadera proposición.
Y, cuando se trate de actos ordinarios, que
tengan la “urgente” necesidad de satisfacer, racionalmente justificada y
sanamente asuntos materiales o afectivos, o sean para la salud del cuerpo a
corto, mediano y largo plazo, el simbre debe de volver a asociarse con el ego,
dejando a éste bajo su observación, para ello el ego retomará, las veces que
sea necesario, el control de la lucidez de pantalla de la conciencia.
1.4.4 ¿Es posible amar siempre?
Mientras tengamos ego y cuerpo, dejamos de
amar con el simbre en los actos ordinarios, dando paso al querer del ego. Es
decir que el ego debe construir decisiones, sana, moderada y controladamente,
para hacer las cosas “urgentes por y para la vida”, para obtener con justicia y
equidad, lo que el ego necesita materialmente para su cuerpo y afectivamente
para su propia salud egoica.
Si estamos convencidos de querer crecer el resimbre
y sabemos que ello se logra mediante actos virtuosos, el amor se manifestará
siempre, en cada momento, de la cotidianidad, en que se pueda hacer algo
altruistamente trascendente, pudiendo también matizar lo egoico dándole un
sutil toque, en este sentido, al modo de realizar los actos ordinarios y
urgentes.
Así, nuestra propuesta es que todo vínculo de
AMOR: Materno/Paterno, Filial, Fraterno, de Pareja, Social, Laboral, de
Negocios, y Universal: se CONSTRUYE, se MANTIENE y se OPTIMIZA
1.5 Cómo se CONSTRUYE el AMOR, según IEs
¿Sabe
construirlo? Primero aprehenda a vivir con su simbre despierto. Atento a
disociarse del ego para observar lo que éste hace, evaluar las mejores
alternativas de acción, sin los puntos ciegos del ego, sin los mecanismos de
defensa viciados que el ego usa para excusarse, reconocer sus fallas y
disfunciones, ir corrigiéndolas y controlar al ego en sus deseos y desbordes,
cuando no se puede o no se debe.
Como nadie da de lo que no tiene, optimice su
autoestima amando a su SIMBRE, ya que todos tendemos por naturaleza amar a
nuestro ego. Esto se logrará mejor, si se aprehende a practicar con frecuencia
un autoexamen crítico para el auto perdón. No lo debe hacer el ego, pues el ego
filtrará y eliminará la verdad que no le conviene. Por esto, lo tiene que hacer
el simbre para que el autoexamen sea imparcial.
Cuando lo haga, tendrá que liberarse de ´la
cárcel´ del no-autoperdón, conformado por ´barrotes´ que uno mismo puede haber
construido. Cada sentimiento o emoción negativa del ego es un ´barrote´, como:
el complejo de culpa, la permanente ruminación auto-castigante por el error
cometido, la rabia de haber hecho las cosas mal y no haber tenido en cuenta
determinadas cosas antes de hacerlo, la vergüenza, la baja autoestima, la poca
seguridad en uno mismo; y por último, la pérdida de dignidad. Todos los
barrotes hay que romperlos con el auto perdón, bajo otro punto de vista, los
barrotes son ladrones de la paz interior.
Salir a la libertad con el autoperdón es recuperar la paz interior, que
es parte de la principal plataforma existencial del simbre.
Con la paz recuperada, acéptese a sí mismo,
tal cual es, “con ropa y todo”. Entre en armonía con su propia vida, con
alegría y entusiasmo, haga una revisión de todas las fortalezas y ventajas que
tiene; y con sabia resignación, acepte, por el momento, sus debilidades y
limitaciones. Piense en mejorarlas, persista sin desmayar, no se desespere si
ello toma su tiempo. Mientras tanto, trabaje con las fortalezas que tiene, si
se siente débil, fortalézcase con su planta propia; y si lo requiere, canalice
nuevas fuerzas desde el internet espiritual del bien, reajustando su nivel
cero, en solitud (es decir en soledad con su simbre en comando), todo lo cual
está explicado en el capítulo 7 sobre el Simbre, en el Bloque teórico del Libro
III de la citada Colección. Y si desea acelerar y repotenciar el proceso,
hágalo con un respectivo mapa mental, con visualización y programación
neurolingüística aplicada a la meditación de seguimiento, método desarrollado
por IEs, que explicamos en el Bloque teórico IV.2, del Sub-libro IV.2 sobre la
Meditación, en el Libro IV de la Colección.
Extienda la armonía lograda para consigo
mismo, hacia una sana y constructiva armonía con los demás. No compita ni se
pelee con ellos, no busque los defectos para descalificar las partes buenas que
tienen, ámelos de simbre a simbre, valórelos en su justa medida; y, sin dejar
de amarlos de simbre, tome los
correctivos que mejor convenga, ante las actitudes de sus egos y ante sus actos
que causan daño o malestar.
Empiece con los insatisfactores externos cuya
presencia le causan dolor. Desapéguese de ellos, que su presencia por dolorosa
que sea, no le cause mayor sufrimiento ―recuerde que el dolor es la ´cosecha´ de su
propia ´siembra´, y debe terminar aceptándolo como un hecho desfavorable; pero
el sufrimiento es la reacción del ego ante el dolor―.
Claro está que debe tomar acciones correctivas, ante la presencia de cualquier
insatisfactor externo, pero sin sufrir por ello. No dependa de ellos para
conservar su paz interior. Todo lo cual es parte del proceso de desapego que se
explica en el capítulo 7 del Simbre del Bloque teórico deI Libro III de la
Colección.
Así podrá trabajar el perdón, rompiendo los
barrotes de ´la cárcel´ del no-perdón. Cada emoción o sentimiento negativo que
tenga para con los demás, es un ´barrote´, como: el resentimiento, el rencor,
la culpa que uno cree que ellos tienen, la rabia que esto le provoca, la
ruminación sobre los daños y los perjuicios que le han causado, el deseo de
venganza, o de cobro de cuentas, que acompaña a la natural justicia y
reparación, el deseo de castigar severamente, de aplicar justicia con sus
propias manos, de vengarse, de reaccionar con violencia verbal, ojalá que no
con violencia física. Todos estos sentimientos negativos son sus barrotes de la
cárcel del no-perdón.
Recuerde que cada quién cosecha lo que cada
quién siembra, sea la siembra hecha para dar amor o dolor. De manera que la inexorable
Ley divina y espiritual de La Justicia Restitutiva (explicada en el Bloque
teórico del Libro III de esta Colección) actuará en cada caso, dando mucho amor
a cada quién que perdona, lo recibirá en restitución, en sus futuras vivencias.
Pero estas vivencias de amor, no deben
interpretarse como premio, sino como un vehículo de crecimiento metaentrópico,
para mejores misiones. La Justicia Restitutiva dará vivencias de dolor al
perdonado que no haya superado su respectivo bloqueo de conciencia, no como un
castigo, sino como episodio aleccionante para precisamente romper tales
bloqueos en su conciencia. Pues el hecho que usted perdone, no libra al
perdonado, de su necesidad de romper el bloqueo de conciencia, que le impide
crecer metaentrópicamente. Y el dolor, que tenga que seguir encontrando en la
vida, estará accionado por sabias fuerzas kármicas, cuyos eventos están
matricialmente previstas en el diseño preencarnatorio del perdonado, según la
ruta dolorosa que el perdonado escogió ―el diseño preencarnatorio es parte del modelo
del ´Reciclaje encarnatorio´ de IEs, explicado en el bloque teórico IV.3 del
Libro IV de la Colección.
No hay nada mejor, que el verdadero
sentimiento de profunda libertad que nos causa el romper cada uno de los
mencionados barrotes, para disfrutar de la armonía con los demás de simbre a
simbre, tomando los debidos correctivos frente a las actitudes, ante las incompatibilidades; y, ante los actos de los
egos que crean conflictos. Que éstos se conviertan en objeto de comprensión empática,
para neutralizarlos con el amor de simbre en sana tolerancia, si es necesario el
perdón con acciones correctivas y preventivas para evitar futuros conflictos,
pero que no cause sufrimiento, para ello, aplicaremos el desapego.
En plena estado de armonía con los demás,
respete los espacios propios de cada quién. Usted tiene el suyo que debe crecer
en calidad más que en cantidad. Ayude a que los demás hagan lo propio, no les
invada sus espacios propios, ni los avasalle, ni los recorte. Construya
espacios nuevos y comunes, con los demás, en la pareja, en la familia, en el
trabajo y en la comunidad.
Que la base de su construcción, sean: la
comunicación, la transparencia, la honestidad, la sinceridad, la confianza, la
lealtad, la amistad, el buen humor, la tolerancia, el perdón con correctivos y
la responsabilidad. Siendo reiterativo, ojalá esta base sea formado por
virtudes del simbre, que practique en forma habitual, incondicional y
permanentemente; y no sólo con la ordinaria práctica intermitente de valores,
que su ego haga por algún tipo de interés o de temor.
Ahora sí, dele mucha importancia a conocer
cada vez mejor a su propio ego. Haga con la autocrítica de su simbre un examen
valorativo, sin los puntos ciegos del ego, determine sus propias virtudes y
defectos disfuncionales. Ojalá que no tenga serios desórdenes emocionales, pues
si los tiene busque ayuda externa, de naturaleza psico-espiritual, no solo
psicológica o psiquiátrica, o solamente espiritual. Trate de corregir sus
propias disfunciones haciendo, un
programa de metas y valores.
·
El
primer paso del programa debe tener como objetivo el minimizar sus propios
antivalores. Lístelos, priorizándolos de mayor a menor en el orden de
importancia que su simbre considere. Son los contaminantes de los pensamientos,
actitudes y actos de su propia vida. De nada le serviría mejorar la práctica de
valores propios o nuevos, si a la vez mantiene sus antivalores que lo
contaminan todo.
·
El
segundo paso, identifique, adopte y practique con su planta propia
psicoespiritual, los nuevos valores que erradiquen los respectivos antivalores.
Para ello, haga uso de su mejor automotivación y mejor autodisciplina. Si es
del caso, haga un mapa mental para visualizarlo crípticamente en cada
respiración con el anclaje de PNL (técnica de la programación neuro-lingüística)
que haya preseleccionado, durante la respectiva meditación de seguimiento. El
proceso lo explica el Bloque teórico IV.2 de IEs, del Sub-libro IV.2 del
presente Libro IV.
·
El
tercer paso le debe conducir a “inmovilizar” los valores más importantes que
usted tiene. Es decir, cada valor que
usted practica con el ego, que tiende a manipular con ellos como si fueran
“bienes muebles”, debe practicarlos con
el simbre en control de la lucidez de pantalla, para convertirlos en “bienes
inmuebles”. Así, éstos valores ´inmovilizados´, ya hechos virtudes, nunca
dejarán de practicarse, en todo momento, ante cualquier persona, en todo lugar
o bajo toda circunstancia. Por lo tanto, convierta cada valor en una virtud,
que es la mejor expresión de amor, del verdadero amor del simbre. Cuando
establezca una relación, analice prioritariamente además de los factores
usuales, los antivalores, vicios, valores y virtudes que la persona tiene. Cuando
ya la establezca, cultívela con amor dando de sus virtudes, tanto para construir
como para tomar los correctivos pertinentes.
·
El
cuarto paso de un programa de metas y valores, debe lograse amando al simbre de
cada prójimo, con el mismo amor con que Ud. ama a su propio simbre. Para ello
debe lograr estabilizarse dentro de la primera plataforma existencial,
explicada en el Capítulo del Simbre, del Bloque teórico del Libro III de esta
Colección. Es decir incondicionalmente,
manteniendo con cada persona, siempre la armonía de la Felicidad Básica, que ya
comentamos en párrafos anteriores, obviamente tomando los correctivos que el
caso pueda ameritar, pero sin dejar de amar de simbre a simbre. A la naturaleza
del ego de la otra persona, ámelo empáticamente con su simbre pero, haga
transacciones condicionadas con, o sin él, usando su propio ego constructor.
La vida por sincronismo y causalidad
kármica nos pone por delante a personas con quienes puede existir alguna
conexión. Busque e indague las posibilidades de hacer misiones compartidas o de
ayudarles.
Vea con los ojos de simbre a quién le va a dar su amor. Cuando sea
la oportunidad, haga las veces del ´doctor empático´, que ´ve´ y atiende, para
ayudar a su ´paciente´, que puede ser un prójimo necesitado. Sin prejuicios,
sin miedos ni temores, ni desconfianza, ni que implique la necesidad de que le
reconozcan lo que usted haga o dé. Que sea a manos llenas, porque el amor es
gratis. Como decía Amado Nervo “dar amor
es la plenitud de la vida”. Ojalá no lo hagamos sólo a quienes más queremos
sino a quien(es) más lo necesita(n).
El ego cree que el amor se da con regalos,
atenciones, detalles, mimos y caricias―recuerde
que el ego es materia del Capítulo 7 del Bloque teórico del Libro III de esta
Colección―. El ego da
para corresponder lo que ha recibido, o bajo el interés de conseguir o seguir
recibiendo algo más, o bajo algún temor para evitar así alguna censura, o
sanción. Para el simbre, esos regalos materiales o de afecto, que hace el ego
no son verdaderos “regalos”, son tan solo lo equivalente al envase, papel y
cinta con que se adornan el verdadero “regalo”. El cual, como el verdadero
amor, debe ser fabricado y dado por el simbre.
La mejor manera de dar amor, es
haciendo que cada acto suyo, lleve el sello de las virtudes que le corresponden
en propiedad.
Para ello debe empezar con darse de sus
propias virtudes, a usted mismo, antes de darlas a los demás.
Si usted tiene por ejemplo, la virtud de la
responsabilidad, su amor se expresará siendo responsable en todo momento y
lugar, a usted mismo, a ´Raimundo´ y a todo el mundo. Así mismo seguirá dando
amor, con cada virtud que tenga para dar, en cada acto suyo: honestidad,
sinceridad, transparencia, justicia, tolerancia, perdón, respeto, amistad,
empatía, amabilidad, buen humor, lealtad, confianza, solidaridad, conciliación,
servicio, valentía, perseverancia, automotivación, autodisciplina, paciencia,
sacrificio o sabiduría, o cualquier combinación de ellos para formar valores
más complejos. Cuando reciba amor, no confunda el empaque del ego con el
verdadero regalo del simbre, cual es, el amor hecho realidad en actos
virtuosos. Así construirá con verdadero amor todas y cada una de las relaciones
de su vida. Así, crecerá su resimbre (la riqueza de su simbre) hacia la meta
metaentrópica de su simbre.
1.6 Cómo se MANTIENE el AMOR, según IEs
Acepte empáticamente las cosas dolorosas
que le pasan y a las personas con quién le toque inevitablemente lidiar: Salga
de ´la cárcel´ del no-perdón, perdonando sin demoras, a las personas que le
causen dolor en cualquier evento de la vida. Sin dejar de tomar los correctivos
a que haya lugar. Considerando que los episodios dolorosos, son acciones
inexorables de la Ley de la Justicia Restitutiva del Creador.
Reajuste el “nivel cero” emocional con la
“teoría cero”, que es otra herramienta psicoespiritual de IEs explicada en el
Capítulo del Simbre en su punto 7.6.5
del Bloque teórico del Libro III de esta Colección. Cambie su percepción
de la realidad, desde una escala egoica que contiene un ´cero´ relativo, con la
cual su ego mide su bienestar emocional, reemplácela por una escala que
contenga un ´cero´ absoluto, con la cual su simbre valora el efecto de la
realidad holística que se le presenta ―recuerde
que el ego es materia del Capítulo 6 del Bloque teórico del Libro III de esta
Colección.
Bajo la escala del ´cero´ relativo del ego,
hay valores positivos si el ego está sintiéndose bien y, negativos si no se
siente bien. Como en la escala de temperatura que mide en grados centígrados o
Fahrenheit, donde uno aprecia el calor en grados por encima del cero relativo y
el frío en grados por debajo de éste. Con el ´cero´ absoluto (en la escala de
grados Kelvin) como el límite más bajo que puede existir aplicada a nuestra
escala emocional, como es la escala que usa el simbre, no le cabe nada
negativo.
O sea, que no hay nada por debajo del cero, todo es siempre positivo.
Equivale a la escala absoluta de temperatura en grados Kelvin, donde nada está
ni puede estar por debajo del cero, pues el cero mismo es el límite de la
existencia física, más allá está la Singularidad no material.
IEs, conceptúa el cero absoluto del simbre en
tener vida espiritual, bajo la conciencia de que la realidad es holística. Como
el simbre es indestructible e inmortal, su destino es llegar a perfeccionar su
capacidad de conciencia, para ser parte de la conciencia perfecta del Receptor
Universal. De manera que, cuando el simbre, trascendiendo el ego, está en
control de la lucidez de “pantalla” de la conciencia, estamos bajo la escala
del ´cero´ absoluto.
Allí, todo lo que tenemos o poseemos son
puntos positivos, con los que contamos para evolucionar metaentrópicamente.
Incluso los bloqueos de conciencia del espíritu ―se pueden contabilizar en la sumatoria como
un mínimo de puntos positivos, ya que― pueden dar origen a oportunidades kármicas,
para aprehender la lección desbloqueante que nos haría falta ―ver sobre los bloqueos espirituales en los puntos
2.2.2 y 7.6 del Bloque teórico del Libro III de esta Colección―. Las enfermedades por graves o terminales
que sean son un camino doloroso, también de ´aprehendizaje´ desbloqueante,
siempre y cuando se ´aprehenda´ la correspondiente lección. Todos los puntos
positivos, e incluso los que para el ego aparentemente sean negativos,
corresponderán a situaciones que se pueden contar como positivos, para nuestra
evolución metaentrópica ―recuerde que la
evolución metaentrópica se explica en el punto 2.1.3 del Bloque teórico del
Libro III de esta Colección.
Si contabilizáramos, dándole un puntaje a
cada bien que tenemos en el resimbre y en el renombre (esta última es la
riqueza material y afectiva que agrada al ego); como: la sabiduría espiritual,
de conocimientos y amor verdaderos, para el simbre; y, se contabiliza para el
ego: la salud del cuerpo y del alma, la personalidad, la comida, la ropa, la
vivienda, el arte o el oficio o la profesión, el trabajo, las propiedades
materiales, los ahorros e inversiones, el patrimonio afectivo, los familiares,
los amigos, etc. La sumatoria de todo sería por ejemplo de quintillones de
puntos positivos. Si en la escala relativa del ego, tuviéramos que restar los
puntos equivalentes, que resultan después de sufrir una gran tragedia; resta-riamos
al total el valor de esta tragedia, digamos que mil millones de puntos
negativos.
En la escala del cero absoluto, después de la
tragedia tendríamos novecientos noventa y nueve mil cuatrillones, novecientos
noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve billones y novecientos noventa
y nueve mil millones de puntos positivos, aún muy por encima del ´cero´
absoluto.
Es decir que no importa cuán grande sea la
sumatoria de los puntos negativos, por la pésima situación en que pudiéramos
encontrarnos, siempre, pero siempre, tendremos un saldo muy, pero muy grande de
puntos positivos. Allí está el beneficio de cambiar la escala relativa del ego
por la escala absoluta del simbre. Si la infelicidad se midiera en puntos
negativos por el ego, en la escala absoluta no cabe la infelicidad del espíritu―recuerde que la felicidad y sus formas, es materia
de los puntos 6.6 y 7.6.4 del Bloque teórico del Libro III de esta Colección.
Si al estar “quintimillonario” de felicidad,
le sumamos la gran ventaja de manejar el desapego, no hay lugar para depender
de ninguna “caricia psicológica” de fuentes externas.
Así, reduzca el sufrimiento que el dolor causa en su ego, aprehendiendo y practicando
el desapego, y reajustando el nivel cero para recuperar su paz, su armonía y su
salud con la felicidad básica ―ver sobre
los ejemplos que diferencian dolor del sufrimiento en el punto 2.2.4, y sobre
el desapego en el punto 7.6.7, en el Bloque teórico del Libro III de esta
Colección; y, repotencie la felicidad básica de su posición existencial
positiva con la meditación de seguimiento aplicándole visualización y
programación neurolingüística, que explicamos en el Capítulo 2 del Bloque
teórico IV.2, del siguiente Sub-libro IV.2, sobre Meditación.
Con el sufrimiento ahora ya minimizado con
las herramientas de IEs indicadas en al párrafo anterior, trascendiendo el ego
con el simbre ―usando con la
planta propia psicoespiritual de IEs, y todas sus herramientas del simbre
indicadas en el subcapítulo 7.6, del ya citado bloque teórico III―, descubra, ´vea´ y ´aprehenda´, la
lección que el dolor le trae. Siéntase
afortunado de contar ya con esa nueva lección, pues con solo aprenderla acabará
por desbloquear con ella su conciencia, para luego crecer su resimbre ―ver
sobre el resimbre en el punto 7.2 del citado Bloque teórico III de IEs.
Ahora podrá aplicar la nueva lección, que
le hará conocer una nueva parte de la verdad, para hacer mejores y mayores
misiones trascendentes, que metaentrópicamente enriquecerán su resimbre.
Recuerde que el resimbre, es lo único que su simbre podrá llevarse, cuando el
cuerpo se muera.
Manténgase siempre en la plataforma
existencial óptima, ´Yo estoy bien´ y ´Tú estás bien´ ―ver sobre las plataformas existenciales, el punto 7.6.3 del citado
Bloque teórico III de IEs―. Viendo la vida en paz y en armonía como lo explicamos, para así construir
el amor. Dígase siempre con el simbre: “mi plataforma existencial óptima, es
cuando yo estoy bien porque puedo trascender mi ego”, al hacerlo dejo en un
segundo plano sus tribulaciones y emociones negativas.
Trate lo más rápido posible de retornar a
la plataforma existencial óptima, cada vez que los diversos episodios de la
vida lo lleve a una plataforma disfuncional, en la que usted deje de sentirse
bien.
De la misma manera, extendiendo como parte de
la misma posición existencial óptima, ´vea´ con ´ojos´ de su simbre, a los
demás bien, amándolos de simbre a simbre, reconociendo y comprendiendo las
mutuas imperfecciones egoicas, sin dejar de hacer y mantener las medidas
preventivas y correctivas a que haya lugar.
Deje de lado al ego, envíe a un segundo plano
sus prejuicios, discriminaciones, prevenciones, temores y miedos. Tome con
desapego cada amenaza, recobre su objetividad con el simbre alejando las
subjetividades del ego. Cual sanar una herida, la planta propia psicoespiritual
de todo simbre saludable y operativo, repondrá con nuevos puntos positivos
cualquier pérdida por puntos negativos causada por vivencias de dolor que la
vida kármicamente nos depare, por grande que ésta sea.
Anthony de Mello decía que “si a un niño le
diéramos diariamente una micro dosis de heroína, lo convertí-riamos en un
monstruo adicto a la heroína. Si reemplazamos la heroína por las caricias que
recibimos desde bebés, no en micro sino en macro dosis, por parte de nuestros
padres, o de quienes, como ´figuras paternas´, hicieron sus veces, tales como:
familiares, amigos, maestros, etcétera; todos nosotros sin notarlo, hemos
llegado a convertirnos en “monstruos adictos a las caricias” de fuentes
externas ―recuerde que las caricias, como el
combustible psicológico del ego, es tema del punto 7.6.6 del Bloque teórico del
Libro III de esta Colección.
Así, con la planta propia psicoespiritual del
simbre, correctamente reajustada en la escala del cero absoluto, logramos
minimizar la creencia, aparentemente irremplazable, que tiene la mayoría de las
personas, de tener necesariamente que recibir caricias externas, como la única
fuente de bienestar.
Mantenga con el simbre su felicidad básica,
que es diferente a la felicidad placentera del ego. El ego busca placeres de
fuentes externas, es la forma de felicidad que convencionalmente estamos
convencidos, que es, la única forma de ser feliz.
Sin embargo, IEs nos presenta a la felicidad
básica, como otra importante forma de felicidad. Está construida por la paz
interior la armonía con uno y con los demás y la salud física y mental. De la
paz y la armonía ya nos ocupamos en párrafos anteriores cuando hablé acerca de
construir el amor.
Ahora se trata de mantener la paz y la
armonía conjuntamente con la salud. La felicidad básica la podemos resumir con
las primeras letras de sus tres ingredientes ´P´ de paz, ´A´ de armonía y ´S´
de salud, para que se le facilite recordarlo. Es como PAZ pero reemplazando la
“z” por la “s”. Porque cualquier forma de sufrimiento equivale a la pérdida de
algún elemento de la felicidad básica. Y sin PAS no podemos mantener nuestra
producción de amor, para darlo, a uno mismo y a los demás.
Relacionando el significado de los términos
anteriores, sobre la plataforma existencial óptima y el significado de la
felicidad básica, podemos decir que la
primera se logra mantener con la última. También, tener siempre en cuenta que
la felicidad básica es una obligación ineludible y un derecho irrenunciable del
simbre, de uno para con uno mismo. La felicidad básica no debemos seguir
“empeñándola” a ningún satisfactor o insatisfactor, externos (sean personas,
objetos o valores intangibles), cuya respectiva ausencia o presencia nos hace
perder la felicidad básica causando en el ego sufrimientos. Y con sufrimientos no es posible mantenernos
en la plataforma existencial de “Yo estoy Bien y Tú estás bien”.
Por último hay que mantener el desapego con
el simbre, para no sufrir ante la ausencia de todo tipo de satisfactor externo,
como: persona, cosa o valor, que queremos con el ego. También, el desapego ante
la presencia de todo tipo de insatisfactor externo, como: persona, cosa o
antivalor, no queridos, o rechazables por el ego. Cuando dejamos de aplicar el
desapego, es porque el apego del ego surge.
Bajo el apego, surge el sufrimiento, cada vez
que el satisfactor externo se ausenta, parcial o totalmente; o cuando se
presenta un insatisfactor externo, también sufrimos. Como ya vimos que,
cualquier sufrimiento es la pérdida parcial de la felicidad básica, entonces el
desapego equivale a conservar la felicidad básica. No dejando que ningún apego
nos cause dolor, por dolorosa que sea la situación vivencial.
Lamentablemente nuestra cultura es de apegos
afectivos, cuyos más grandes satisfactores son: la familia y el valor de todo
lo material. Todas las letras de las canciones de moda, así como las de los
clásicos de antaño, narran el sufrimiento por apegos, a algún ser querido o, a
algo que añoramos con sufrimiento. Y masoquistamente, como “monstruos adictos a
las caricias psicológicas”, nos encanta escucharlas, como canciones del despecho.
Hay quienes llegan a cuestionar el desapego,
pensando que ello contribuye a dejar de amar a los seres queridos. Nada más
errado, el desapego lo maneja el simbre descontaminándolo de los apegos del
ego. El simbre desapegado produce mejor calidad de amor, porque valora al ser
querido con total objetividad, en su verdadera dimensión, no lo condiciona a
nada a cambio.
Cuando uno está apegado, el control lo tiene
el ego, quién convierte en ´querencia´ la posibilidad de amar. Ese querer
proviene del deseo de recibir siempre algo a cambio. De manera que, el
atractivo de aquello que el ego cree o espera recibir, distorsiona al amor
incondicional, afectando el dar para condicionarlo a algún interés. Para ello,
el ego es capaz de hacer uso de medios impropios, hasta ilícitos, con tal de
conseguir lo que quiere, o para conseguir lo que espera recibir.
Es decir que el querer, como es del ego, es
subjetivo, no guarda proporción entre el verdadero valor del costo ―en
términos del resimbre― y del
beneficio ―para simplemente enriquecer el
renombre―, pues, lo obnubila
la inmediatez sin medida del placer a conseguir. Esto puede incluir la
manipulación, a favor de objetivos ocultos, no revelables. También puede
ocurrir inconscientemente, bajo el autoengaño del propio ego. Y en casos, poco
frecuentes, el ego llega a hacerlo para favorecer, no a él mismo, sino a
ciertas personas a quién quiere de manera muy especial.
Pero, de otro lado, está la alternativa de
mantener el amor, del verdadero amor que es producido por el simbre; y, no
contiene las distorsiones del ego, da amor a quién más lo necesita, por virtud
y por deber, sin condiciones terrenales, pues su meta es metaentrópica.
1.7 Cómo se CRECE el AMOR, según IEs
Debemos tomar en consideración que, el primer
paso para crecer el amor debe superar nuestras disfunciones psicológicas.
Aquellas que inconscientemente tengamos ´enquistadas´. Para ello, hacemos el
programa individualizado de metas y valores. Como ya lo hemos explicado, este
programa no debe ser “flor de un día”, debe aplicarse con automotivación y auto
disciplina, tomando los correctivos a que haya lugar. El compromiso que tenemos
es ponerlo en práctica, implementarlo seriamente, persistiendo virtuosamente
hasta lograrlo, pues su progreso se verá lenta y progresivamente. Una vez que
el simbre conozca de todo lo anterior, sobre cómo construir y mantener el amor,
lo acepte como verdad y lo desee como meta.
Con la submente evolutiva del simbre, hagamos
que la submente biológica direccione la plasticidad neurológica hacia la
superación de nuestras disfunciones ―esa valiosa posibilidad que naturalmente
tiene el cerebro y es una ayuda importante para superar las disfunciones
psicológicas―. Así, se reconectarán los circuitos
neurológicos sinérgicos (CNS´s) perceptivos, para un óptimo flujo de los
neurotransmisores, los que por exceso o por defecto están causando las
disfunciones emocionales en las EBC´s del ego, afectando nuestro comportamiento
por la ruta de la ira o de la depresión.
Todo ego debe de aumentar su autonomía
psicológica, a través de su óptica constructora. Debe, descontaminarse de las
inmadureces egoicas, que tiene como móviles la imitación de las tendencias y el
cumplimiento de las expectativas de los demás, buscando su aprobación y
temiéndole al qué dirán de quienes el ego ha tomado inmaduramente como
referencias válidas, como superiores a obedecer, como héroes a imitar, o como
modelos a seguir.
Así la autonomía es compartida entre el ego
constructor descontaminado y el simbre constructor, finalmente éste impone su
sello de hacer las cosas por virtud y por deber, así contraríe las expectativas
erradas de los demás, sin temerle a su crítica falaz o a su errada y
generalizada desaprobación.
El ego tiene la tendencia de sintonizar su
óptica para ver siempre lo que mejor puede recibir sin dar nada, o evitar dar
más de lo estrictamente necesario. Se trata de la sintonía receptiva, que se
explica en el punto 7.6.9, en el Bloque teórico del Libro III de esta
Colección.
Cuando nuestra vida está dominada por el
manejo del ego nos mantenemos permanentemente en esta sintonía receptiva, pues
así el ego se regordea cuando es más lo que gana que lo que pierde. Esta es la
egoica realidad, donde las matemáticas del ego es que la sumatoria de todo lo
que en el mundo se gana es igual a la sumatoria de todo lo que en mundo se
pierde. Este es el principio de que ´la suma algebraica de ambas sumatorias es
cero´, donde el ego siempre quiere estar entre los ganadores.
Una óptima sintonía mental productiva del simbre guiado por su capacidad
virtuosa de la empatía, ayudará a crecer el amor con mayores y mejores
expresiones del mismo amor, a través de un mayor número y una mejor calidad de
las acciones virtuosas del simbre. Bajo esta nueva óptica salimos de lo
ordinario del mundo del ego y accedemos a lo trascendente del mundo del simbre.
Donde lo que se pierde en el mundo del ego, se gana en el resimbre del mundo
del espíritu, con ganancias sinérgicas de valores agregados que forman
virtudes, que expresan el crecimiento metaentrópico.
Así cuando damos amor sin esperar recibir,
así sea para el beneficio de los egos de los demás, puede que dejemos de ganar
egoicamente, incluso llegamos a sacrificar alguna tenencia material, o perder
un lucro cesante, por dedicar recursos, esfuerzos y hasta hacer sacrificios,
para dar lo mejor que el simbre debe dar a quién más lo necesita. Así hay,
holísticamente, en la sumatoria algebraica de los dos mundos, el del ego y el
del simbre, no una suma cero, sino una ganancia de resimbre resultante del
valor agregado por la sinergia metaentrópica, que lleva al simbre a acercarse
cada vez más a su perfección evolutiva.
Resumiendo lo anterior, la meditación de
seguimiento con visualización y programación neurolingüística, que ha
desarrollado IEs, es fundamental para lograr los cambios que optimicen las
disfunciones conductuales del ego. Con la meditación se optimizan las
estructuras básicas de conciencia (EBC´s) del simbre, para que éstas a su vez
organicen las del ego. Así, a través de la submente biológica, que recibe las
órdenes de las submentes psicológica del ego y evolutiva del simbre, se logrará
que se reconecten las CNS´s; logrando con ello, los cambios perceptivos que se
necesitan para crecer el amor.
Otra manera de crecer la capacidad de amar,
es optimizando el proceso de generar el amor con el simbre, rompiendo el mayor número posible de bloqueos
de conciencia espirituales. Este desbloqueo se logra ´aprehendiendo´ por parte del simbre nuevas lecciones de
verdad, de amor y de bondad. Con ellas, las EBC´s bloqueadas del ego se
sensibilizan para poderse modificar y finalmente superar el bloqueo.
El proceso continúa, como un círculo
virtuoso, que permitirá al simbre desarrollar nuevas EBC´s, capacitándolo para hacer nuevas o mejores misiones,
que resulten en la producción de más y mejor amor.
Este proceso requiere permanecer en la óptima
plataforma existencial, mantenerse en pleno estado de felicidad básica,
practicando el desapego en forma permanente; lo que contribuirá a contar con el
escenario óptimo, para que el simbre logre crecer el amor que produce, para
darlo cada vez más y mejor.
En la medida que el simbre domine el
desapego hay que seguir practicándolo para obtener cada vez más y mejores resultados,
disminuirá su dependencia por las fuentes de caricias psicológicas. Su planta
propia psicoespiritual se auto-abastecerá de energías internas para conservar
la PAS y producir más y más amor para dar incondicionalmente y hacer el bien
con verdad y con amor.
1.8 Nuestra realidad puede mejorar en el campo
del amor de simbre
El ego disfuncional ejecuta repetitiva o permanentemente actos
dolorosos que bloquean al simbre. Aterrizando nuestro visor a la verdadera
realidad, del aquí y del ahora, observamos que la capacidad productiva del amor
está bloqueada, la mayor parte de las veces. Y deja de crecer en la dirección
en que están los bloqueos que se oponen al desarrollo de nuevas líneas de
EBC´s. Como el usual operador de la lucidez de la pantalla emocional es el ego,
no amamos bien, no hay sabiduría para el amor, porque el simbre se afecta con
los bloqueos de conciencia.
El ego difícilmente es imparcial y tampoco lo ha sido, ni está en condiciones de repartir el amor del
simbre, lo suele hacer en forma selectiva y hasta mezquina. Es decir da a
quienes más quiere, lo hace para obtener algún beneficio afectivo, casi nunca a
quienes más amor necesitan. El ego hace los sesgos que cree conveniente de
acuerdo a sus preferencias y circunstancias, por interés o por temor. Así,
manejados por el ego no damos amor sino ´querencias´, o cuando logramos
hacerlo, el amor no es a manos llenas, sino,
en forma limitada y condicionada, solo para quienes más queremos; en
cambio, el simbre lo haría a quién más lo necesita; aún sacrificando algo del
renombre, para ello es preciso trascender verdaderamente el ego.
El resultado del análisis anterior, es que vivimos bajo un
relativismo ético, en lo que concierne a amar. Cada quién cree y dice amar,
pero en el fondo solo quiere con el ego, bajo un falso amor condicionado. Por
lo anterior, se hace indispensable que el amar se convierta en una virtud que
lo maneje el simbre. Y que el simbre a su vez, “aprehenda” a trascender el ego
en forma fácil, rápida y oportuna.
Solo así la humanidad podría por fin, hacerle caso a Jesús de
Nazareth: amando el simbre de cada uno de los demás humanos con el simbre
propio y con el mismo amor con que uno se ama a sí mismo. Con la clase de amor
trascendente, que es la voluntad del creador, que ha venido evolucionando por
designio de sus leyes, amor implícito en
actos que jalonaron la historia evolutiva de la naturaleza y la civilización.
Lamentablemente permitimos que el amor lo maneje el ego y lo
convierta en simple “querencia” por interés. Falacia que vuelve frágil toda
integración humana, −expresada en
objetivos, planes y programas económicos, sociales, familiares, de pareja e
individuales−, que termina ratificando nuestra mediocridad, no nuestro
digno afán por la excelencia.
El amor verdadero no será accesible al grado evolutivo mental del
humano, mientras éste no aprehenda a trascender el ego. Debemos hacer masa
crítica, es decir que lo practiquen los líderes para que, con su ejemplo,
logren convencer a la gran mayoría de sus liderados, para que el verdadero amor
de simbre lo practiquen todos, por consenso universal y que sea parte
estructural de nuestra filosofía cultural.
1.9 El Amor y La Verdad, son leyes espirituales y
deben ser referentes éticos de práctica universal
Como se demuestra en el Capítulo 2 del Bloque teórico del Libro III
de esta Colección, El Amor y La Verdad son leyes universales, son parte de la
voluntad del Creador y están escritos en cada página evolutiva del Universo
antes de la aparición del humano, por lo tanto deben ser considerados
referentes éticos de universal aceptación. Nadie, a la larga, puede lograr
oponerse a las leyes que han venido y siguen haciéndonos crecer en Amor y en
Verdad, porque son designios de la Creación, son tan perfectas que el Creador
no tiene que necesariamente que
intervenir.
Negarlos, o ignorarlos son recursos estériles y vanos, que la acción
dolorosa kármica se encargará de mostrarle a cada quién de su error, con
lecciones de verdad y de amor, muchas veces a través de vivencias de dolor, de
La Ley de la Justicia Restitutiva divina.
Todos debemos reconocer las leyes universales de La Verdad y del
Amor y tomarlos como imperativos categóricos para servir, como su nombre lo
indica, como lineamientos básicos y fundamentales innegables para nuestros
principios. También como ingredientes fundamentales en cada acto de nuestra
propia vida. La aceptación de todo lo anterior debe generar el compromiso total
de cumplimiento y de aplicación, que son ineludibles, para perfeccionar el
resimbre.
"Nuestra tarea consiste en descubrir la diferencia que hay
entre
lo que es sólo apariencia
y aquello que está vivificado por la savia
interior
que proviene de innumerables raíces
escondidas". F. Delclaux
"Aunque recorramos el mundo en busca de su belleza,
si no la sentimos dentro, nunca la
encontraremos". Emerson
"Cuando Dios quiere escondernos algo,

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