Estimados amigos de FUNFEH, reciban cordial saludo.
Creemos que con nuestra entrega del presente mes, iniciamos la primera parte de la respuesta de interés general sobre la demostración de la Existencia de Dios.
PRUEBA DE LA EXISTENCIA DE DIOS Y DE SU CAUSALIDAD
CREADORA-RECEPTORA DEL UNIVERSO
CREADORA-RECEPTORA DEL UNIVERSO
(Extractado del Libro I “DIOS – sin contexto Religioso”, de la Colección
“Cabalgando en hombros de Gigantes del Pensamiento”, escrito por Petronio Tam)
A continuación, presento los aspectos del modelo IEs que contribuyen a aclarar, complementar y en algunos casos dar una visión alternativa y correctiva del pensamiento sistémico de Osho, Krishnamurti, Stephen Hawking/Leonard Mlodinow, Deepak Chopra, Ken Wilber, el Cardenal Carlo María Martini y Umberto Eco, sobre la existencia de Dios y de su Causalidad Creadora y Receptora:
Deepak Chopra, en su libro “Conocer a Dios” hace un notable y valioso análisis, determinando siete principales atributos que la gente tiene de Dios: Protector, Todopoderoso, Dador de Paz, Redentor, Creador, Hacedor de milagros, Ser puro “Yo soy”. Falta en ellos el concepto de Dios como el Receptor universal de todo lo creado por Él mismo.
Con la excepción del atributo de Creador, la gente al concebir estos adjetivos mantiene una errónea tendencia ancestral de proyectar en Dios atributos humanos. También, de idear en Él una capacidad sentimental que le hace hacer milagros personalizados que violen sus propias leyes. Ignorando la perfección de sus leyes para regir la evolución de su propia creación física y espiritual.
Einstein concibe a Dios como una conciencia universal, “que no juega a los dados” con la naturaleza haciendo milagros aquí y allá. Pues dice que implica trasgredir sus propias leyes universales. Abiertamente dice que Dios no es milagrero, sino que dadas sus leyes, éstas son tan perfectas que él ya no tiene que intervenir más. Así, sus leyes son iguales para todos y cada uno, concluyendo que Dios no es personal sino universal. Esto causa desconcierto entre muchos creyentes que, por sólo fe, se salvarían.
Coincido con Albert Einstein en pensar en un Dios universal, que da justa igualdad de oportunidades a todos los humanos. Un Dios con perfecta capacidad creadora, de sus leyes perfectas que al actuar conllevan una causalidad perfecta. Así, Dios no tiene que intervenir más en la evolución universal, incluida en ésta, la evolución de los humanos, donde si sus leyes son perfectas no tiene necesidad de violarlas, para hacerle a alguien un favor personalizado, que muchos piden.
También coincido con Teilhard de Chardin y con el papa Juan Pablo II, en concluir que el Diablo no puede existir como receptor universal alterno. Porque la perfección de Dios no puede crear para toda la eternidad, que es condición de su propio escenario, a un ser tan imperfecto como el Diablo.
I.1 EL APORTE DEL MODELO INTELIGENCIA ESPIRITUAL – IEs, para el tema de DIOS
Lo que hasta ahora nadie ha podido probar es la existencia de Dios, de forma que académicamente sea demostrable. En el libro de los 90´s, “En qué creen los que no creen” que comparten autoría Humberto Eco y el Cardenal católico Carlo María Martini. Eco, liderando a un grupo de intelectuales de Europa, insiste en que le prueben la existencia de Dios y Martini admite que eso no es posible, tan solo, dice éste, es cuestión de fe, o de legado familiar y/o cultural. Así, se polariza el mundo, entre los que creen en Dios y los agnósticos que no creen en causas finales, tan solo en lo “palpable y tangible” del poder, del afecto para el ego y del materialismo, negando lo innegable: que la realidad es holística.
Es del caso reproducir el siguiente pensamiento de la co-gestora de la Teosofía, Annie Besant: “La hostilidad entre la ciencia y la religión derivó de las crueldades cometidas por la religión contra la ciencia cuando ésta era todavía débil y primeriza. …por temor a la hoguera… De aquí que aceptara anhelosamente todo cuanto llevara a tratar de demostrar que el materialismo era la verdadera filosofía de la vida… defender la ciencia en contra de las pretensiones de la religión porque anatemizaba la sincera y libre opinión del pensamiento… Hoy la religión es más razonable y liberal, la ciencia es menos materialista y agresiva”.
Sin embargo, después de los aberrantes horrores egoicos de la Santa Inquisición, la ciencia adoptó como principio “el materialismo dialéctico” y se ha mantenido hasta ahora bajo un reduccionismo materialista, tanto a nivel científico como en todos los niveles de las instituciones educativas haciendo, al ignorar lo espiritual y sólo concentrase en lo material, posiblemente de forma involuntaria, un gravísimo daño a la cultura humana, especialmente a las nuevas generaciones. Se da, así, origen a paradigmas egoicos que le dan un falaz sentido a la vida, en busca de la efímera y elusiva felicidad placentera del ego, de la prosperidad fría y calculadora, y de salud más física que mental; como únicas metas ulteriores de nuestra existencia como humanos. Este paradigma, que se retro-alimenta con el falaz paradigma que mente y conciencia están el cerebro, son causas profundas del actual estilo de vida frívolo, del auge de las diversiones sibaritas, del lujo, del alcohol, de las drogas, que promueven la violencia, la corrupción, la inseguridad y la criminalidad organizada de carteles y pandillas de todo tipo, a nivel internacional, nacional, urbana, sub-urbana; y que hoy, ya han llegado a las aulas escolares ―en el bloque teórico IEs del Libro II sobre ”La Verdad – sus parámetros de referencia” de nuestra ya mencionada Colección, se trata en mayor extensión el verdadero sentido ético que la vida humana debe de tener.
La disciplina científica que mejor fundamenta el conocimiento materialista es la física cuántica, ´camuflada´ con el poco difundido recurso falaz de la “decoherencia”, implícita en sus principios cuánticos, de incoherencia lógica pero con coherencia matemática. La coherencia de esta última ha deparado a la física cuántica un merecido reconocimiento por sus grandes e importantes logros en la tecnología digital para: las telecomunicaciones, el internet, la informática por computador, las plantas de energía nuclear, la era espacial; e incluso, para los adelantos en los aparatos de diagnóstico médico, como escanógrafos de resonancia magnética, de tomografía axial computarizada, de ultrasonido, endoscopia, micro cirugía y monitores remotos de signos vitales en nano robots invasivos. Sin embargo, esto no necesariamente nos obliga a aceptar con resignación las incoherencias de lógica de la física cuántica. Que, desde la Escuela de Copenhagüe liderada por Niels Böhr, ha creado y mantenido unos principios cuánticos que pretenden explicar ilógica y físicamente los fenómenos de la realidad holística del micro universo de las partículas cuánticas y sus ondas de energía ―de lo cual trataré al final del bloque teórico IEs del Libro II sobre “La Verdad”, para proponer una ciencia holística; que en aras del verdadero conocimiento racional, merece que la cultura humana reforme para el orden micro, el actual conflicto filosófico entre la ciencia de lo ma-cro coherente y de lo micro incoherente, situación calificada por los mismos físicos como su gran problema.
Aunque, históricamente, los grandes descubrimientos se han realizado simultáneamente por más de una persona y en más de un lugar en la misma época, IEs, tal vez es de los primeros en el mundo que intenta probar la existencia de Dios, que ni religión alguna, ni nadie, que conozca, lo ha logrado. El resultado no es antropomórfico como lo “pintan” las iglesias monoteístas, mucho menos humanizado con ego, de barba blanca, tez blanca y ojos azules y con su báculo del poder. Lo que IEs descubre con la ayuda de la ciencia es un concepto científico de Dios. Para ello repasemos la información conducente a ello.
Desde la segunda mitad del siglo XX, tras décadas de investigación integrando el trabajo de todos los científicos del mundo, hoy la ciencia física oficialmente trabaja en torno a un modelo llamado El Modelo Estándar de la Ciencia Unificada.
El Modelo Estándar incluye La Teoría del Todo (de finales de los 80´s), que ha podido proyectar la unificación, de par en par, de las cuatro grandes fuerzas físicas (electromagnética, nuclear débil, nuclear fuerte y gravedad) en una sola gran fuerza tódica ―fuerza infinita metafísica, más allá de toda concepción cuantitativa física― que existe a partir de un escenario totalmente extremo llamado “La Singularidad Tódica”. En este escenario ya nada físico puede existir, y se llega a él, al aniquilarse la materia bajo extremas condiciones, de calor o de frío. Así, la materia colapsa permanentemente y regresa a ser fuerza tódica de dónde provino. Los agujeros negros, al llegar a ser supermasivos, hoy reconocidos cosmológicamente como una realidad observable, colapsan o aniquilan con su fuerza gravitatoria supermasiva a la materia, para reintegrarla dentro de la singularidad tódica.
El Modelo Estándar incluye también a la Teoría de la Gran Explosión (Big Bang) ―ratificado por la radiación isotrópica de fondo que descubierta en 1965 y mereció el premio Nobel de la Física a sus descubridores A. Penzias y R. Wilson. Esta radiación fue ratificada por el satélite Cosmic Background Observer (COBE) de 1989-93 y por el satélite Wilkinson Microwave Anisotropy Probe (WMAP) del 2001/2004. Datos adicionales para la Teoría de la Inflación Cósmica, que se basa en el reconocimiento de la gran explosión, se esperan del satélite Plank en 2010/12―. Es decir que la Teoría de La Gran Explosión es una teoría cierta que reconoce que el universo fue creado a partir de un escenario no-físico, el de “La Singularidad tódica”. La Gran Explosión declara consecuentemente errónea a la Teoría del Universo Estacionario ―teoría en auge hasta las dos terceras partes de siglo XX, por el materialismo dialéctico, que sostenía que el universo siempre ha existido y siempre existirá, sin Creador ni Receptor universal―.
Este concepto de “singularidad tódica” demarca el límite del conocimiento de la ciencia reduccionistamente materialista. Los astro-físicos, pretenden invalidar el concepto de singularidad pues los conduce a reconocer el umbral de una realidad metafísica que siempre han evitado e ignorado. Por otra parte los neurocientíficos, continúan ignorando la conciencia como la parte metafísica de todo ser; y así, seguir evadiendo el estudiar científicamente la espiritualidad. Los filósofos, no conciben establecer un concepto científico de Dios. Todo lo anterior, me obliga a explicar este desarrollo cosmológico bajo dos alternativas:
I.2 ALTERNATIVA A – CIENTIFICISTA, PARA DECLARAR QUE DIOS NO EXISTE
Cientificismo (o scientisme en francés) es un término que se forjó en Francia en la segunda mitad del siglo XIX para designar a la corriente de pensamiento que acepta sólo las ciencias comprobables empíricamente como fuente de explicación de todo lo existente. De esta forma, el término se ha aplicado para describir la visión de que las ciencias formales y naturales presentan primacía sobre otros campos de la investigación tales como ciencias sociales o humanidades.
El término “cientificista” es usado por el ganador del premio Wolf de la física Sir Roger Penrose, de la Universidad de Oxford, mentor del afamado físico Stephen Hawking, para definir a aquellos científicos que en su reduccionismo materialista, hacen desarrollo de la ciencia por y para la ciencia misma, incluyendo a Newton y a Hawking en esta categoría. Penrose los diferencia de lo que él llama un “verdadero científico”, término que corresponde al que busca y desarrolla la ciencia para resolver grandes enigmas del conocimiento humano, como llegar a Dios. Así, Penrose otorga a Einstein este último calificativo.
Bajo esta primera alternativa, el cientificista pretende invalidar la existencia de la “singularidad”, buscando con la ayuda de complejas matemáticas, plantear muchas hipótesis como suponer que atravesando “agujeros de gusano” se llega hacia universos paralelos, con ello se logra retroceder en el tiempo ―lo cual es decoherente, puede resolverse matemáticamente pero es ilógico racionalmente― y el mismo Einstein nunca continuó su desarrollo. Podríamos llegar a ignorar que es humanamente imposible, el traspasar físicamente un conjunto de probables universos de diversos ordenamientos de escala de magnitud llamado “multi-verso”, de la más compleja conceptualización matemática, pero también decoherente y de no probada naturaleza.
El agujero de gusano fue una idea fantasiosa de Einstein que, él mismo desechó por dar pié a especulaciones tan absurdas como poder uno matar a su abuelo antes que su propio padre naciera, o creer que es posible conservar vivos a los humanos que tuvieran la osadia de atravesar un agujero de gusano o para pasar de un universo a otro. Para atravesar un espacio-tiempo diferente, como en el caso de un agujero de gusano, un humano tendría que desintegrar sus propios átomos y convertirse en partículas de energía bosónica, cuyas vibraciones fueran tan rápidas como la luz electromagnética. Ni siquiera cualquier cuerpo de la naturaleza física de nuestro universo podría hacerlo, tendría que desintegrarse, volverse fotones de luz electromagnética, sin poder volver a reintegrar sus cuerpos originales en términos de espacio, después de recorrer distancias que ni la luz podría hacer en millones de millones de años, o viajar a velocidades muchísimas veces más rápido que la luz, prohibidas por la misma física cuántica; o, incluso en términos de tiempo retroceder al pasado, o acelerarnos al futuro ―solo el preservar cuánticamente ciertas programaciones mentales, por ahora de ficción, permitirían a la materia de cuerpos humanos y sus naves, obviamente no de tamaños no-microscópicos, que se vuelvan a integrar después de haberse reducido a partículas de energía. El término energía bosónica es dado por los físicos cuánticos para la energía contenida en todas las formas fundamentales de partículas físicas virtuales.
Estas son alternativas de pseudo-ciencia cientificista ―que comercialmente son aprovechados, para crear audiencia en programas internacionales de conocidas emisoras de TV por cable, para rescatar racionalizaciones de antiguas profecías o para revivir el interés por presuntos posibles apocalipsis―, y solo muestran una impresionante imaginación en todo lo que artística y matemáticamente se puede lograr manipulando ciertos postulados científicos, sin satisfacer a todas las teorías de la misma ciencia física ―es decir, son argumentos usados con racionalización.
Aún ahora, muchos cientificistas siguen presentando propuestas matemáticas sobre universos paralelos y multiverso, animados por el halo de mágico misterio que queda para el entendimiento humano, en los mismos principios de la física cuántica, todos decoherentes, como: la superposición de multi-localizaciones de las partículas en el mismo tiempo, para pasar por dos rendijas a la vez, el salto cuántico de desaparecer en un lugar y aparecerse en otro, sin hacer trayectoria, el colapso de la función de onda que, antes de ser observada, está en un sinnúmero de posiciones a la vez. Así asumir con racionalización, que todo tipo de naves, cosas y otros seres no requieren ser desintegrados materialmente. Ya que el desintegrarse es requisito inevitable para recorrer astronómicas distancias, vibrando como partículas de cualquier energía bosónica, al convertirse en lo más mínimo materialmente posible, para luego, falazmente pretender posible el volver a su estado original. Así he leído que respetados autores y expositores de la espiritualidad de fama mundial, como Chopra, que aparentemente o desconocen de la decoherencia de la física cuántica y de su reduccionismo materialista o la aceptan al hablar de saltos cuánticos para referirse a lo espiritual.
El alcanzar humanamente la velocidad de la luz, es una posibilidad que está demasiado lejos de la realidad. Teóricamente hay una posibilidad coherente, para el futuro, bajo el concepto de la teletransportación mental superluminal de paquetes de información cuántica para ensamblar nuevas configuraciones de cuerpos físicos en mundos físicos remotos, donde haya las mismas formas de partículas cuánticas. Mientras tanto, a la velocidad de la luz, sólo para atravesar nuestra propia galaxia se tardaría 90.000 años. Un extraterrestre, para venir de la constelación de las Pléyades que están a 440 años luz de distancia o más de 4.163 billones de kilómetros, tardaría 19 millones de años si viajara a 25.000 Kms/hora. Y desde la constelación de Hiades que está 151 años luz de distancia tardaría 6.5 millones de años a la misma velocidad. Como no hay muchas probabilidades que un ser extraterrestre viva centenas o miles de años tendrían, según la teoría cuántica, que recurrir ―decoherentemente― a retroceder en el tiempo físico, para así poder hacer, en la fantasía de la ciencia ficción, viajes a los remotos confines de la galaxia. Ni qué decir de poder llegar a otras partes más lejanas del vastísimo universo, que contiene por lo menos miles de millones de galaxias, a miles de millones de veces más distantes que las Pléyades. Sin siquiera pensar en llegar a los presuntos universos paralelos y multiverso, que serían, físicamente inalcanzables por tener que atravesar singularidades.
Stephen Hawking ha sido el único, que conozco, que hasta ahora ha hecho cálculos, para la materia desintegrada a la nada material dentro de una singularidad, como la que existe en un agujero negro súpermasivo que, bajo el supuesto de que las leyes del universo creado, persistan dentro de la singularidad, pueda, esta “nada material”, matemáticamente volver a integrarse formando “agujeros blancos”. Cientificistamente, bajo esta asunción reduccionistamente materialista, se formaría un eterno reciclaje de agujeros negros y blancos. Es decir, que Hawking trata de convertir a la singularidad, que de por sí es eterna porque dentro de ella el tiempo no existe, en un conveniente escenario transitorio de un reciclaje físico perpetuo para un infinito número de ciclos de aniquilamiento (implosiones de agujeros negros) y re-creación de la materia (lenta regeneración de materia desde los agujeros negros que se vuelven “blancos”).
Sin embargo en 1993, uno de los padres de la Teoría de Cuerdas, Leonard Susskind de la Universidad de Stanford, descalificó los cálculos de Hawking para convertir los agujeros negros en “blancos”. Su argumentación, explicada en términos no científicos, consistía en reconocer lo que por definición existe dentro de una singularidad. Dentro de ella, al no existir materia pues ésta desaparece por colapso gravitatorio; por lógica, tampoco deben continuar existiendo las leyes que regulan la materia. Y Hawking en sus cálculos matemáticos, cometió el error de asumir “alegremente”, sin prueba ni causa alguna, la continuidad de la existencia de estas leyes, para “re-crear” con ellas la materia y así proponer que los agujeros negros se volverían agujeros blancos.
Normalmente la etapa terminal de toda galaxia es que se convierta en un cuásar, el objeto más luminoso del cosmos donde los cientos de millones de estrellas entran en una interacción total producto del suficiente acercamiento gravitatorio dado por la contracción de la galaxia y la absorción de la materia luminosa por los millones de agujeros negros existentes, en proceso de convertirse en agujeros supermasivos, los que a su vez serán aniquilados por un agujero negro supermasivo central que tiene toda galaxia a partir de su vida media.
El hecho es que la materia, atraída por este agujero negro supermasivo central, colapsa irremisiblemente en su centro y se convierte en “la nada material”; o sea retorna al estadio de la energía tódica de dónde provino, cuyo escenario es una singularidad. Así, en una singularidad ya no existe materia ni leyes que las rigen, no sabemos ni podemos basarnos en nada, para presuponer qué leyes aplicar, ni con qué parámetros trabajar las matemáticas. Ni siquiera podemos asumir qué tipo de matemáticas pueden ser válidas dentro de una singularidad donde lo físico ya no existe. Pues todo, leyes, matemáticas y decisiones depende de la conciencia gobernante en tales escenarios tódicos, es decir depende de Dios, como el Creador universal.
Los cálculos de Hawking fueron terminados a finales de los 80´s, y Susskind los descalificó a comienzos de los 90´s. Hawking tardó hasta Julio de 2004, para reconocer públicamente que los agujeros negros nunca se volverían blancos, porque dijo que la información contenida en la materia una vez aniquilada ésta, se pierde irreversiblemente para siempre. Añadió con honestidad, en su declaración, que en ese mismo orden de ideas las teorías de universos paralelos pertenecían más a la ciencia ficción que a la verdadera ciencia.
Posteriormente, Susskind, según los entendidos, nuevamente le ´gana el pulso´ a Hawking afirmando que la información que contiene la materia no se pierde en un agujero negro sino que se conserva indefinidamente. IEs considera que tal planteamiento de Susskind permanece dentro de los límites reduccionistas de la física cuántica de no incluir variables metafísicas (desdeñando reduccionistamente la propuesta EPR dada por Einstein) para explicar nuestra realidad que es holística. Es preciso adelantar al lector el concepto de la ´mente cuántica´, propuesta por IEs como la parte metafísica en cada partícula cuántica, átomo y molécula, cuyas estructuras básicas de conciencia ―que IEs llama EBC´s del ´espíritu cuántico´― producen la información (cuántica) contenida en la materia ―la mente cuántica es explicada por IEs en el capítulo 4 del sub-libro IV.3 del libro IV de esta colección―.
Si un agujero negro supermasivo devuelve las EBC´s cuánticas al escenario tódico de la singularidad tódica de dónde provino, al cual IEs llama el ´Receptor Universal´, concepto que se explica más adelante en este capítulo. Entonces, la interpretación holística a esta última tesis de Susskind es que, para no violar los principios de la física, lo que se conserva indefinidamente son las EBC´s cuánticas que produjeron la información bajo las cuales existe la materia. Así es que al colapsar o implosionar la materia en un agujero negro, las EBC´s siguen conservándose como parte del escenario tódico del Receptor Universal.
Así tanto Susskind como IEs, desdicen la idea de Hawking y de otros cientificistas que la materia que cae dentro de los agujeros negros supermasivos se llegara a convertir, en algún muy remoto futuro, en ´agujeros blancos´. Ya que como el Creador Universal es a la vez el Receptor Universal, en un escenario que deja de ser físico como la singularidad tódica, es lógicamente necesario la decisión del Receptor Universal, para validar o no en tal escenario tódico (no físico) las leyes de la física para que persista la configuración de EBC´s cuánticas que haga posible la ´reaparición ´de la materia física ya colapsada en los agujeros negros supermasivos, ya sea en forma de ´agujeros blancos´ o cualquier otra forma que matemáticamente sea deducible aplicando las leyes físicas conocidas.
Siguiendo el direccionamiento dado por Hawking, durante comienzos de este siglo persisten los intentos fallidos de cientificistas en no aceptar los límites físicos del concepto de la singularidad como parte del modelo estándar de la ciencia unificada. El conocimiento de la fuerza de gravedad, concebida vectorialmente por Newton, se modificó por la teoría general de la relatividad de Einstein. Aunque cuánticamente la gravedad se concibe accionada por una partícula virtual de energía llamada gravitón, su naturaleza, de fuerza acumulable vectorialmente, se aplica para grandes masas y para grandes distancias astronómicas y planetarias. El conciliar sus parámetros con las de las demás fuerzas cuánticas del modelo estándar de la ciencia unificada requiere desarrollar una teoría cuántica para la fuerza de la gravedad, que concilie el orden macro coherente con el micro decoherente. Debe, con reduccionismo materialista, eliminar la singularidad y explicar los fenómenos de la gravedad bajo los mismos principios cuánticos decoherentes, es decir, sin coherencia lógica. Esta pretensión implica explicar lo lógico con argumentos ilógicos. O tal vez llegar a concebir y aceptar una realidad ´a-lógica´, como la concebida por la decoherencia de la física cuántica.
A nivel filosófico y ético, Stephen Hawking ha dado muestras de una metamorfosis ambivalente en sus últimas declaraciones contradictorias, siempre dentro de su pensamiento reduccionistamente materialista. En el 2004 aceptó implícitamente la observación que le hiciera Leonard Susskind en 1993, que las leyes físicas no tendrían razón de seguir existiendo para un observador fuera del sistema material como en la singularidad. La materia deja de existir dentro de la singularidad, así implicaban sus palabras en aquella ocasión, al referirse a la desaparición de la materia por acción de los agujeros negros supermasivos: “la información que configura la materia se pierde irreversiblemente”. En 2006, en su obra traducida al español, “Brevísima historia del tiempo” escrito en compañía del físico estadounidense Leonard Mlodinow, dijo: “Si descubriéramos una teoría completa, llegaría a ser comprensible a grandes líneas para todos… seríamos capaces de participar en la discusión de la pregunta de por qué existimos nosotros y el universo. Si halláramos la respuesta a esto, sería el triunfo último de la razón humana, ya que entonces comprenderíamos la mente de Dios”. Se nota aquí, una inclinación de Hawking a dejar su agnosticismo, y respetar o alinearse con el pensamiento de Einstein, quién dijo: “Dios no juega a los dados con la naturaleza, antes de hacer el universo tuvo que haber concebido las leyes con que éste se gobierna. … quisiera conocer la mente de Dios, lo demás serán simples detalles.”
Hawking, sin embargo, en Septiembre del 2010, ad-portas de salir al mercado su nuevo libro, también escrito en compañía de Mlodinow, llamado “El Gran Diseño”, presumiblemente para decir algo impactante como parte de la campaña de mercadeo del lanzamiento del libro, anuncia que la física moderna excluye la posibilidad de que Dios crease el universo, es decir que “las nuevas teorías de la ciencia hacen redundante el papel de un Creador del universo”. Aduce para ello en su libro, que la Gran Explosión que dio origen a la creación del universo fue consecuencia inevitable de las leyes de la física y no tuvo nada que ver con una supuesta intervención divina. Que la nueva ciencia no deja lugar a la existencia de un Creador del universo. Desdice lo dicho en el 2004 y escribe que es probable que existan otros universos, es decir, un multiverso y que si la intención de Dios era crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.
En esta última ocasión, Hawking dice que: “el primer golpe asestado a la teoría de la intervención divina fue la observación (1992) de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta a nuestro sol… hace que las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema… sean mucho menos determinantes como prueba de que la tierra fue cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos.” Es de observar que, el Dios al que se refiere, es aquel que sirvió para el obsoleto paradigma del antropocentrismo o “principio antrópico fuerte”, adoptado por el hemisferio occidental. En el que el hombre era el objetivo máximo de la creación del universo y justificaba la actitud del hombre de depredar la naturaleza. Lo que se hizo, durante toda la historia de su cultura, conquistando y apropiándose de todo a su alcance en el ecosistema. Principio que justificaba al hombre como la máxima criatura del universo, hecha por Dios de “un poco de barro y un soplo de vida”, paradigma que ya ha sido revaluado con el correr de los últimos años.
Ya desde los años noventa del siglo pasado se ha venido fortaleciendo el “principio antrópico débil” que reconoce la vastedad del universo de miles de millones de galaxias conteniendo cada una cientos de miles de millones de estrellas. Así, la especie humana no puede ser la máxima creación del universo, sino una especie racional, posiblemente de inteligencia media entre las muy probables civilizaciones inteligentes que deben de existir en el vasto universo. Por lo que la humanidad debe de respetar la Creación, dejando de depredar inmisericordemente a las especies naturales y hacer uso moderado de lo que necesita. Sin polucionar, reforestando y renovando ―lástima que no lo pueda hacer con los combustibles fósiles― los recursos naturales que, bajo estricta necesidad, debe hacer uso para su supervivencia y preservación de la especie, procurando con amor, preservar el planeta, a las demás especies y a la ecología del sistema universal.
Pero, como veremos en el desarrollo de la alternativa B siguiente, podemos, sin contexto religioso alguno, llamar Dios a un Ser Supremo que responda al hecho consumado y reconocido de la creación del universo con la Gran Explosión, porque no puede haber creación sin creador. Es decir, que Éste es responsable también de “las leyes de la física”, en las que falazmente se ampara Hawking para declarar innecesaria la presencia de Dios, sin reparar que no puede haber “leyes” sin un “legislador” que las haya concebido. Podríamos sugerir al reduccionistamente materialista “genio de la física”−a quién respeto, admiro y agradezco lo que me enseñó de cosmología y física−, que él y su co-autor Mlodinow, deben despertar de su letargo mental y reconocer de una vez por todas la verdadera existencia de la naturaleza holística de nuestra realidad universal, también deben de reconocer que no puede haber un “Gran Diseño” –como así llama a su último libro, que ha despertado gran polémica mediática entre cientificistas y religiosos− sin admitir la existencia de un “Gran Diseñador”, es decir a Dios como Creador universal, más allá de todo contexto religioso.
El biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro “El espejismo de Dios”, declaró en el diario The Times, que “El darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia”. Para Dawkins, “la teoría M, proposición que unifica las distintas teorías de supercuerdas, es la teoría unificada con la que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica”. Se observa como el ego de Dawkins filtra la verdad según la conveniencia de su pensamiento reduccionistamente materialista ―ratificando la existencia de los “puntos ciegos” del ego señalados por Daniel Goleman―. El darwinismo no tiene, ni de lejos, los alcances de expulsar a Dios de la biología; en esta disciplina, la inteligencia de la mente biológica y sus componentes moleculares compuesta de la inteligencia de sus respectivas mentes cuánticas, reflejan la parte metafísica o espiritual de nuestra realidad holística. Lo mismo se puede decir de la teoría cuántica que ignora la mente cuántica del espíritu de partículas, átomos y moléculas. Hoy, la ciencia oficial y el mundo entero, acepta la capacidad (según IEs, de las mentes cuánticas) de las moléculas del agua de procesar música, vibraciones ecológicas de la naturaleza y emociones y sentimientos humanos, para reflejarlos según su calidad, en la belleza o descomposición de los cristales de sus moléculas cuando se congelan.
Este fenómeno, demostrado por Masaru Emoto en 1994, confirma la teoría llamada “polirenancia” propuesta por Cedeño Araujo. Para IEs, no es sino la expresión irrefutable de la mente cuántica metafísica o espiritual del agua. La unificación de fuerzas de la naturaleza en una sola fuerza tódica, que demuestra la Teoría del Todo ―como parte del Modelo Estándar de La Ciencia Unificada―, deja en evidencia a la singularidad o, el escenario no-físico de la fuerza tódica. La teoría de membranas, o de supercuerdas, o teoría “M” de Dean Witten y las matemáticas de las supercuerdas supersimétricas, solo ayudan a confirmar matemáticamente el escenario de lo tódico, como fuerza y como conciencia asignable a Dios, como Creador y como Receptor del universo.
Parece ser que, ninguno de los actores de la polémica generada por las declaraciones de Hawking, ha establecido con claridad, a qué se refiere Hawking por el concepto Dios. Creo que Hawking se refiere, al igual que se refieren Nietzsche y Osho, al Dios de las religiones monoteístas, que interviene a discreción, con sus milagros, para cambiar si es necesario, sus propias leyes universales en el orden físico. Yo también difiero de las religiones, cuando me aparto de la creencia de un Dios con ego, personal y milagrero. Un punto de vista que contiene más un carácter ateo que agnóstico. El ateísmo es contestatario de la imposición dogmática de un paradigma falaz para Dios, dado por las religiones monoteístas. Es decir, que el ateísmo niega a ese Dios religioso, pero no necesariamente descarta el concepto de un Dios Creador, suprahumano, sin contexto religioso. Explicaré más adelante el concepto científico para Dios como parte del modelo IEs, que difiere del concepto religioso en aquello que la religión predica antropomórficamente, asignándole un ego a Dios; y predica la purificación o la salvación de las almas. Negando o ignorando en la historia evolutiva del universo, las claras señales dadas por la ciencia transdisciplinaria, que indica que la evolución holística, se ha dado por el perfeccionamiento de la conciencia espiritual, como designio de la creación, para calificar al espíritu y poder llegar a su destino final que es el Receptor Universal.
1.3. ALTERNATIVA B – CIENTÍFICA, PARA PROBAR LA EXISTENCIA DE DIOS
El segundo camino alternativo a tomar es el científico ampliado holísticamente ―no cientificista―, equivale a salir del paradigma reduccionista materialista y a empezar, seria y exhaustivamente, a estudiar los fenómenos metafísicos a los que la ciencia actual ha ignorado o postergado pese a ser parte de la realidad holística en que vivimos. ―los físicos cuánticos llaman “variable no local” a todo parámetro metafísico y sus mentores de la Escuela de Copenhagüe liderada por Niels Böhr se distanciaron de Einstein, quién proponía su inclusión dentro de la ciencia; Einstein argumentó, con razón, que la mecánica cuántica estaba incompleta sin ellas―. Lo metafísico existe. Las mejores muestras son la conciencia de la mente y sus pensamientos ―ideas, conocimientos, emociones, sentimientos, decisiones y voluntades―. IEs llama espiritual a lo metafísico, advirtiendo que este rescate de la espiritualidad es aparte de todo contexto dogmático y religioso.
Se empezaría a hacer ciencia holística con los fenómenos espirituales. Entendiendo que no hay nada en la ciencia oficial actual que explique como algo de naturaleza física puede crear algo metafísico ―la explicación acerca de dónde surge la conciencia, como funciona, de qué está hecha y cuál es su propósito existencial, aún no ha sido encontrada por la ciencia oficial, es llamado por los neuro-científicos el “problema duro de la conciencia” (el “problema blando” es estudiar la conducta)― ya que ahora se admite que la conciencia no ocupa ningún lugar físico ni en el cerebro ni en el cuerpo. Algunos neuro-científicos salen del paso al afirmar que la conciencia trasciende de la cabeza y “funciona” ―no que esté “localizada”― en todo el cuerpo, causando la falaz y popular versión de que la conciencia “está” en todo el cuerpo. Lo metafísico existe ―ya dije que el mejor ejemplo son nuestros propios pensamientos, emociones y decisiones― y se requiere de la aceptación de un nuevo paradigma, que explique que es la conciencia metafísica y espiritual. Lo que equivale a decir que los pensamientos ―de naturaleza metafísica― deben ser producidos por entidades metafísicas o espirituales y que pertenecen a un espacio-tiempo propio ―no físico sino un espacio-tiempo metafísico.
IEs contiene una propuesta para el espacio-tiempo metafísico con conjugadas matemáticas, que permite comprender holísticamente todos los procesos energéticos info-vibratorios de la medicina holística. Propuesta elaborada a partir de la ecuación llamada transformada Einstein-Lorentz, profundizando un desarrollo hecho por el PhD William Tiller de la Universidad de Stanford. La presentación completa del funcionamiento holístico de los distintos niveles de la mente y su conciencia dentro de un escenario de espacio-tiempo metafísico –y su interacción con el espacio-tiempo físico−, excede la intencionalidad del presente libro, sin embargo este sub-modelo se explica en los capítulos de Mente y Conciencia del bloque teórico III de IEs, en el libro III de esta colección.
IEs establece de lo anterior que, si la Teoría de la Gran Explosión es oficialmente aceptada actualmente como la creación del universo, quiere decir que hubo una creación como universo físico (y también metafísico o espiritual, como parte de nuestro universo holístico). Ya había dicho al final de la alternativa A anterior, que no puede haber creación sin creador, en consecuencia debe existir un Creador del Universo holístico. Así este creador debe haber creado los cuerpos físicos a partir de la materia primigenia de la gran explosión y de sus respectivas micro-mentes, cuya conciencia maneja toda la información cuántica que ésta contiene ―a la que se refiere Hawking cuando en el 2004 dijo que ésta información cuántica con que está hecha la materia se pierde irreversiblemente en los agujeros negros, ver también, la propuesta de IEs sobre la ´mente cuántica´ en el capítulo de la Mente en el bloque teórico III de IEs, en el libro III de esta colección―. También, los científicos de la nanotecnología reconocen la existencia de esta información cuántica, al tratar de hacer uso de los “q-bits” (quantum bits) o bits de información a escala cuántica, como una reconocida realidad, al hacer motores moleculares y nanocomputadores.
Este Creador universal también tiene que haber creado las leyes universales físicas que forman parte del modelo estándar porque, como ya lo argumenté, no puede haber leyes sin legislador que los conciba. IEs también ha desarrollado una demostración racionalista, ―no racionalizante― para descubrir, manteniendo la paridad de simetría que exige el método científico, las leyes espirituales que subyacen para gobernar, conjuntamente con las leyes físicas, toda la evolución holística del universo.
Lógicamente este Creador universal debe de tener un tipo muy especial de inteligencia. El PhD, físico y filósofo, David J. Böhm lo llama inteligencia genitiva ―un concepto extremo, de una mente singular infinitamente capaz de crearlo todo, materia y espíritu, absolutamente todo lo que existe (incluso los presuntos universos paralelos o multiverso si tales cosas existieran)― para poder concebir y crear, con absoluta perfección, las leyes universales que gobiernan las mentes espirituales “encarnadas” en la materia ―ver lo tódico y genitivo en mis comentarios para I.E.9 y 10), del análisis crítico correspondiente al presente libro. Y para el planteamiento de IEs de que, toda individualidad física contiene una mente espiritual que, bajo las leyes universales, dirige inteligentemente sus respectivas conciencias para llevar a cabo su respectiva fenomenología, ver el capítulo 4 del bloque teórico III de IEs, del Libro III “Espíritu, Alma, Mente, Conciencia, Ego y Simbre” de esta Colección.
Esta mente creadora de inteligencia genitiva debe haber hecho presencia en la singularidad existente inmediatamente antes de la gran explosión y dejaría sin validez, a la luz del modelo estándar de la ciencia unificada de la cosmología actual, cualquier hipótesis de que nuestro universo vendría de un macro-reciclaje o de universos paralelos o multiverso. Cabe destacar que el Modelo Estándar de la ciencia unificada, contiene a la cosmología actual. Es el mejor producto de consenso general de la labor de decenas de miles de científicos trans-disciplinarios, en decenas de países. Quienes sinérgicamente vienen uniendo y compartiendo, su esfuerzo conjunto de las últimas décadas, de conocimientos y descubrimientos, a través de las redes electrónicas globalizantes de la comunicación de hoy.
Desmiento a algunos intelectuales materialistas de izquierda, que argumentan que la gran explosión, el modelo estándar de la ciencia unificada, y todo lo que hemos expuesto anteriormente, son creaciones de la NASA y de las universidades estadounidenses en una presunta manipulación política del gobierno americano, tildado como imperialista o antisocialista o anticomunista. Si esto fuera cierto, los eminentes físicos y cosmólogos de Europa, Rusia, China, India, Japón y de otros países, habrían ya desmentido todo o parte de lo anteriormente expuesto.
La existencia de la Singularidad, de donde proviene la Gran Explosión, no desacredita la muy remota posibilidad, hasta ahora sin indicios empíricos de existencia, de universos paralelos y de multiverso, los cuales podrían haber sido originados a partir del mismo escenario de singularidad tódica de un único Creador universal. Sin embargo afirmar que nuestro universo provino de una existencia sin Creador y que tuvo como fuente algún universo paralelo u otra forma teórica de multiverso, sin pasar por ningún estadio de singularidad tódica, sería una conclusión racionalizante, disyuntiva y cientificista o una resultante del materialismo dialéctico del pasado, cuyos seguidores, reduccionistamente materialistas, claman que “el universo siempre ha existido y que nunca fue creado y que nunca desaparecerá”… y que Dios no existe.
Demostrado que hubo una creación, para IEs, su Creador tiene que tener una mente tódica de inteligencia genitiva, contenida en lo tódico de su singular existencia, como causa primera de todas las causas concebibles por el humano que, a la vez, tiene conciencia tódica y energía tódica. Si alguien plantease la pregunta ¿Bueno, y quién creó lo tódico?, lo tódico es el principio de todo lo creado y no hay nada antes que él. Si mañana la ciencia cosmológica descubre que lo que se creía que era la singularidad, no lo es, sino que existiera algo de superior jerarquía existencial, el concepto de singularidad tódica, se validaría para ese nuevo concepto científico que deberá ser generalmente aceptado. Por ejemplo la existencia, una vez comprobada de un multiverso, ―que obviamente aún no hay prueba alguna y el humano no puede acceder a éste, sin desintegrarse y perder la vida biológica―. El concepto del Todo o Creador se trasladaría, como causa primera de lo se ha creado: la creación universal del multiverso y la de las leyes que lo gobiernan; esta causa primera es lo permanente, lo perenne o atemporal, lo esencial, que existe en sí mismo, inmanente, independiente y suficiente. Así la ciencia podría continuar trasladando el actual escenario de la singularidad, desde donde actualmente ocupa en la ciencia oficial de hoy, a un nuevo escenario, pero la razón de que no hay creación sin Creador sigue, ontológicamente, siendo válida, a partir de esa posible nueva ubicación para la singularidad tódica.
Así que, siempre habrá de haber un Creador de todo, un Creador universal. Lo tódico del Creador universal tendría capacidades de conciencia genitiva y de fuerza tódica de movimiento vibracional. Con su conciencia ha concebido y creado “a imagen y semejanza” ―términos que rescatan las palabras reveladas en el génesis bíblico― las conciencias de cada mente espiritual. Mente que genera info-vibraciones de conciencia, para dirigir con sus ondas metafísicas, ―que podemos llamar pensamientos tridimensionales cognitivos, sensitivos y volitivos, en cuatro códigos mentales cuánticos, biológicos, psicológicos y evolutivos―, la evolución fenomenológica de lo que es la materia física, inorgánica y orgánica; biológica y no-biológica.
Podemos concebir la creación universal o sea el universo actual, como una parte de la infinitud de lo tódico. Que, por decisión del Creador ha “diluido” esa parte de su inconmensurable energía tódica en partes infinitesimales que ocupan vibratoriamente ―con movimientos vorticianos llamados espín por la física cuántica― espacios infinitesimales en los que se forman como partículas fundamentales de la materia física, para el orden físico y materia espiritual con mente, en el orden metafísico ―que ha venido evolucionando desde el orden cuántico a lo biológico, y psicológico.
Guiadas por sus respectivas mentes espirituales a nivel cuántico, las partículas de materia ―llamadas fermiones― vibran según la física cuántica a frecuencias menores que las de la luz. Y las partículas de energía física ―llamadas bosones― presuntamente vibran a igual frecuencia que la luz ―o sea luminalmente―. Ambos, fermiones y bosones, conforman el universo físico. Lo que IEs propone es que cada individualidad de materia física necesita ser dirigida por una contraparte compuesta de individualidades metafísicas llamadas “purones”, cuyas estructuras básicas de conciencia (EBC´s) conforman la mente del espíritu y producen la conciencia. −para más explicación, ver los cuatro niveles o códigos mentales para la materia, en los capítulos 4 y 5 del bloque teórico IEs del capítulo III, del libro III de esta colección.
Los purones vibran más rápido que la luz ―super-luminalmente―, y conforman los cuerpos metafísicos o espirituales. Los que indivisiblemente están “encarnados” superfluídamente en la materia cuántica. Ésta creará, después de numerosas series de fusiones atómicas, la química de las moléculas; y la sinergia evolutiva de miles de millones de años, a partir de la mente espiritual de las moléculas, formará células y cuerpos multicelulares con mente propia, dentro de un entorno que llamamos ecosistema, universal, planetario, terrícola, continental, regional, etc. Así, la otra parte de la creación, la metafísica o espiritual, también resultó de la “dilución” en cantidades infinitesimales de energía tódica para ocupar espacios infinitesimales en un espacio-tiempo diferente al físico, el espacio-tiempo metafísico ―vibrando más rápido que la luz, ver mis comentarios en I.E.20), del mencionado análisis crítico en el presente libro―.
Estas porciones infinitesimales de energía tódica “diluida”, o purones, conforman las partículas fundamentales del universo metafísico o espiritual. Los purones, se van estructurando paralelamente con el proceso estructural de fermiones y bosones; para conformar en forma sinérgica, dentro de individualidades de creciente complejidad, mayores y mejores estructuras básicas de conciencia (EBC´s) localizadas en el espacio-tiempo metafísico de la mente espiritual unitaria. Estas EBC´s constituyen la propiedad esencial de la mente, cuya conciencia dirige, bajo las leyes holísticas universales, las propiedades de cada partícula fundamental. De esta manera se han venido construyendo, por evolución holística, los espíritus cuyas conciencias dirigen el movimiento vibratorio de las crecientes formas evolutivas de materia física, de seres cada vez más complejos, hasta llegar ―por ahora― al humano en este planeta.
Desde antes de los años 70´s del siglo pasado, década en la cual el modelo estándar de la ciencia unificada declarara sin sustento la existencia de supuestas partículas componentes de quarks llamadas ´preones´, diversos físicos teóricos han insistido en continuar postulándolas bajo diversas variantes como ´rishons´, ´thirds´, ´vanishes´, obviamente sin dejar de ser meros postulados teóricos, carentes de evidencia real; pero que, matemáticamente llegaban a explicar los diferentes valores de momentos de carga de los diferentes quarks, leptones, neutrinos y bosones (excepto el gravitón) y permitían entender la descomposición y recombinación de los valores que correspondían a lo observado en los grandes colisionadores de partículas.
Lo más reciente a la fecha del presente libro, es el artículo ´La vida interna de los quarks´ de Scientific American en su revista de Noviembre 2012, que estima que después de los ensanches en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN en Ginebra Suiza, que culminarían en 2014/2015, podría dar la prueba fáctica de la existencia de tales preones al ser complementada por otros trabajos experimentales. Se aportaría también nuevas luces sobre si existen aún partículas escalarmente más pequeñas como ´pre-preones´ y ´pre-pre-preones´ (así de imaginativos son los cientificistas), que podrían estar compuestas de ´supercuerdas´ aún más pequeñas, que permitan establecer formulaciones matemáticas tendientes a establecer la teoría cuántica de la gravedad, tan buscada y aún no definida entre tantas fallidas propuestas ―la necesidad de una teoría cuántica para explicar la fuerza de la gravedad a nivel cuántico, reside en que ésta se ha formulado con efectividad a lo observado por la teoría de la relatividad a nivel ´macro´, o sea a escalas astronómicas y planetarias; mas es necesario unificarla matemáticamente al nivel ´micro´ para integrarla con las formulaciones efectivas usadas para los cálculos de las fuerzas electromagnéticas, nucleares fuerte, débil, electrodébil y la fuerza cuántica gran unificada (de acuerdo al modelo estándar de la ciencia unificada, la unión de esta última fuerza con la fuerza de la gravedad a nivel macro, a partir de un orden de magnitud equivalente a 1028 ceros de electrones voltios, resulta en una singularidad no física de valores infinitos, que el reduccionismo materialista de los físicos ´cientificistas´ pretenden sin éxito reemplazar por valores materialmente finitos).
Es decir que convencionalmente el modelo estándar de la ciencia, en lo que a partículas se refiere, ha llegado solo a considerar que la materia está compuesta de partículas reales llamadas fermiones, que a su vez conforman tres familias de partículas (familias: electrónica, muónica y tauónica) encabezados cada una por un par de quarks (primera familia: ´arriba´/´abajo´, segunda familia: ´extraño´/´encantado´ y tercera familia: ´cima´/´sima´), un leptón en cada familia: electrón, ´mú´ y ´tau´; y, un neutrino por familia (neutrino: electrónico, muónico o tauónico). Además, El modelo considera partículas de energía llamadas bosones (llamadas también partículas virtuales por su escasa masa): ´fotón´ para la energía electro-magnética, ´gravitón´ para la energía de la gravedad, ´weakón´ para la energía nuclear electrodébil, ´gluón´ para la energía nuclear fuerte y, el ´bosón Higgs´ para la energía cuántica gran unificada que le da la masa a la materia, llamada popularmente ´la partícula de Dios´.
Pese a que ahora se está considerando teóricamente que la ´vida´ interior de los quarks está dada por la existencia de elementos más pequeños llamados ´preones´ y sus posibles precursores y derivados, esta consideración tan solo llena las necesidades matemáticas para lo observado en los grandes colisionadores de partículas; sin embargo, sigue sin tomar en cuenta la necesidad de llegar al fondo del problema cual es el establecer qué o quién genera la información cuántica que se transmite entre las partículas físicas de materia y de energía (que da origen a la ´no localidad´, metafísica y más rápida que la luz, propuesta por Einstein en su ´efecto fantasmal a distancia´ o efecto EPR; información que al transmitirse posibilita el principio cuántico llamado ´entanglement´ o enmarañamiento cuántico). Para IEs esta información solo la puede generar una mente cuántica de naturaleza metafísica contenida en una entidad que equivaldría ser llamada ´espíritu cuántico´, aplicable a toda partícula cuántica y sus diversas configuraciones atómicas y moleculares.
Para proyectar el gran final físico del universo, la cosmología actual nos indica que la materia física que contienen las galaxias ―materia luminosa que se calcula en tan solo el 5% (incluyendo 1% de neutrinos), de todo el universo y la materia oscura que se estima en el 22% del total del universo― irremisiblemente, desaparecerá por colapso gravitatorio dentro de agujeros negros supermasivos. Todos los agujeros negros, de los millones que existen en cada galaxia, a su vez serán finalmente absorbidos por el gran agujero negro supermasivo central de cada galaxia. La materia residual interestelar e intergaláctica está conformada por menos de cinco átomos ligeros por kilómetro cúbico de materia luminosa y toda la energía oscura ―concepto cosmológico aún en construcción― que representa el restante 73%, seguirá expandiéndose por acción de esta misma energía que a su vez expande el espacio y acelera el tiempo.
Por otro lado, desde el 2009, una nueva partícula se ha añadido en la construcción del concepto de la energía oscura que se presume constituye el 73 por ciento de todo el universo físico. Se trata de un nuevo bosón, una partícula escalar hipotética llamada ´camaleón´, que contiene peculiares comportamientos de acuerdo a determinadas circunstancias, que requeriría el reconocimiento de la mente cuántica, propuesta por IEs para todas las partículas, para poder justificar su inteligente comportamiento.
Ante la posibilidad por ahora más especulativa que real, que pudieran resultar cierto los últimos postulados que la física teórica ha dado, al concebir la existencia de ´preones´, ´camaleones´ y otras aún más pequeñas, la definición holística para la materia y la energía dada por IEs sigue siendo válida, aplicándola a la más pequeña subdivisión posible que se considere válida a escala cuántica. En razón a que IEs propone que cada partícula elemental holísticamente contiene:
1) En su naturaleza física, una porción infinitesimal de energía tódica, que podemos concebir como la partícula física ´real´ como los fermiones (incluyendo preones y sus posibles componentes) y ´virtual´ como los bosones (incluyendo los camaleones y cualquier otra que se considere válida). Dicha porción al ser creada permanece en un proceso de ciclos entrópicos de tendencia al enfriamiento, ocupando un espacio infinitesimal. Esta porción física está dirigida en sus vibraciones ´vorticianas´ llamadas ´espín´ por su contraparte metafísica denominada espíritu cuántico, para así integrar su realidad holística.
2) En su naturaleza metafísica, un espíritu cuántico que por definición es una individualidad unitaria de naturaleza espiritual (no física) que contiene una mente cuántica, responsable del comportamiento de toda su fenomenología inteligente (para generar calor, fusión, fisión, estados físicos latentes, magnetismo, fluidez, dinámica de cuerpos, cambios químicos, presencia de estados binarios de bits cuánticos para la nanotecnología, de toda otra dinámica de información que constituye la materia en sí, y que al final, es desintegrada por los agujeros negros). Para cada diferente clase de partícula, la mente cuántica de cada espíritu cuántico contiene una diferente configuración de estructuras básicas de conciencia o EBC´s. De naturaleza metafísica o espiritual, las EBC´s son porciones infinitesimales de mente tódica que contienen una determinada programación cuántica (pre-biológicas) en tres niveles de vibroinformación inteligente: cuántica, psicológica o del ego y evolutiva o del simbre. Esta programación cuántica se comporta bajo cuatro principios mentales propuestos por IEs: simbiotismo, sinergismo, holomovimiento y fractalidad ―Las explicaciones sobre los cuatro niveles de la mente y sus cuatro principios mentales se encuentran en el capítulo 4 del bloque teórico III, del ya mencionado libro III de esta Colección. Así, preones, camaleones y cualquier otra nueva partícula; de existir, también cabrían dentro de la definición genérica de materia holística dada por IEs.
Durante el proceso cósmico, la materia luminosa y la materia oscura en las galaxias irán desapareciendo al ser atrapadas y desintegradas en los agujeros negros. La materia residual intergaláctica y la galáctica no capturada por los agujeros negros, conjuntamente con la energía oscura seguirán enfriándose hasta alcanzar la temperatura del cero absoluto o cero grados Kelvin, que es el límite desintegrador para todo lo material ―traspasando el límite de lo que la física cuántica llama el colapso de la función de onda, más allá del comportamiento singular del condensado Bose-Einstein―. Así, al cesar toda vibración ―llamada por los físicos ´espín´ cuántico― la energía material colapsa, es decir que el confinamiento cuántico, explicado por IES, se desintegra para que su correspondiente porción infinitesimal de energía tódica pueda volver al seno de la Singularidad tódica, que IEs llama seno del Receptor Universal.
En la ciencia de la física oficial el cero grados de temperatura en la escala absoluta de Kelvin, equivale al cero absoluto. Por definición, el cero absoluto de temperatura corresponde al estado donde en toda materia que se encuentre a dicha temperatura, cesa su actividad vibratoria a nivel cuántico, o spin, lo cual es aplicable a todas las partículas fundamentales de materia y de energía que la componen.
Bajo los términos propuestos de IEs para la materia y la energía, lo anterior quiere decir que, al llegar al cero absoluto se acaba la vida cuántica de la partícula, equivale al final del proceso entrópico de enfriamiento ―a través de una regresión de los ciclos moleculares habidos durante su vida cuántica―. Las partículas al llegar al cero absoluto desaparecen como partículas, ya que se libera el confinamiento dentro de los espacios infinitesimales que ocupan sus porciones infinitesimales de energía tódica sub-enfriada que hacían posible su constitución como partículas fundamentales, sean éstas de materia o de energía. Equivale a decir que la materia de estas partículas ´implosiona´ y desaparece.
Un comportamiento premonitorio a la implosión de la materia sobre sí misma, ha sido homologado por los experimentos que reproducen el estado descubierto por Bose y Einstein, que lleva sus nombres: ´el condensado Bose-Einstein´. La propuesta del modelo de IEs que explica que toda partícula elemental está dirigida por su respectiva mente cuántica, al implosionar la partícula, su mente deja de tener razón de ser y debe a su vez desconfigurar su programación dentro del escenario infinito de las estructuras básicas de conciencia de la mente genitiva del Creador/Receptor Universal.
Durante el proceso cósmico, la materia luminosa y materia oscura en todas las galaxias irán desapareciendo al ser atrapadas y desintegradas en los agujeros negros. Por otra parte, la materia residual intergaláctica e intragaláctica no capturada por los agujeros negros, conjuntamente con la energía oscura seguirán enfriándose, hasta alcanzar la temperatura del cero absoluto o cero grados Kelvin, que es el límite desintegrador para todo lo material ―traspasando el límite de lo que la física cuántica llama el colapso de la función de onda, más allá del comportamiento singular del condensado Bose-Einstein―. Así, al cesar toda vibración ―o espín cuántico― la energía material colapsa, es decir que su confinamiento cuántico se desintegra para volver al seno de la Singularidad tódica.
En síntesis, a la temperatura del cero absoluto, las respectivas estructuras básicas de conciencia (EBC´s) que están en el nivel mental cuántico, volverían a las condiciones de su estadio inicial. Es decir que la mente cuántica vuelve a ser parte de lo que era antes de la creación, reintegrándose con la Mente Tódica del Creador. IEs postula que los ciclos de evolución molecular en la naturaleza cósmica y terrícola son para constituir un cambiante laboratorio físico vivencial para la evolución perfeccionante de la mente del espíritu. Es decir que las vibraciones de energía o ´espín´ de la materia física y de la energía física, juegan un papel existencial secundario en sí, ya que entrópicamente, toda evolución habida (incluyendo la evolución biológica y la del ego) es temporal y cíclica para permitir el perfeccionamiento de la mente evolutiva del espíritu de los seres más inteligentes. A nivel cuántico, la energía física se desintegra implosionando (rompiendo su confinamiento de espacio infinitesimal) y vuelve a ser parte de la energía de la singularidad tódica de dónde provino. Sólo perduran las EBC´s que vuelven al seno del Receptor Universal. Así, dentro de un proceso que la cosmología actual predice de una duración aproximada de treinta mil millones de años, habría el tiempo suficiente para que el reciclante espíritu de los seres inteligentes se perfeccione para llegar a volver a ser parte del Receptor Universal. Mientras que a la temperatura del cero absoluto, al llegar la materia física al final de su existencia sus propiedades vibratorias dirigidas por su respectiva mente cuántica volverían a ser parte de las vibraciones de la energía tódica del Creador Universal, de la cual provino la materia física.
Según IEs, el proceso de perfeccionamiento de la mente evolutiva de los seres inteligentes está dado por el principio inverso a la Entropía, llamado Metaentropía ―la metaentropía está explicada en el capítulo 2 del bloque teórico III, del libro III de esta colección―. Bajo el principio mental de la Sinergia Evolutiva (uno de los cuatro principios mentales propuestos por IEs), los espíritus de los seres corpóreos llegan a formar el ´fundamento dinámico´ del espíritu evolucionante o ´semilla del Simbre evolutivo´.
El proceso reciclante que resulta de la sinergia cíclica de la evolución perfeccionante del ego cuántico de las moléculas orgánicas a nivel cuántico es reconocible cuando éste llega a desarrollar la característica de ´auto-réplica molecular´ (como la del ADN), para dar origen a nuevas formas de estructuras de conciencia cuya programación IEs llama la ´mente biológica´. Ésta cuenta con su respectiva mente psicológica (irracional y después racional) o Ego para hacer subsistir al individuo, preservar la especie y darle la ludicidad equilibrante al cuerpo (cuyo proceso ontogénico y filogénico perfeccionante está reseñado reduccionistamente por la paleontología y la biología convencional).
Durante los diversos reciclajes encarnatorios de las mentes biológicas y psicológicas se va formando perfeccionantemente el simbre o mente evolutiva llegando en el planeta al espíritu humano, por ahora. La mente evolutiva recicla en cada nueva etapa biológica hasta que su grado de perfección ya no requiera un proceso evolutivo encarnado en un cuerpo material para continuar su evolución perfeccionante, dando así origen a los seres extracorpóreos que las religiones conciben como divinidades de diferente grado de perfección evolutiva.
Al final del proceso meta-entrópico que por perfección evolutiva hace posible la integración de las estructuras básicas de conciencia de los seres inteligentes extracorpóreos al seno de las estructuras de conciencia del Receptor Universal, terminaría también el proceso de evolución cíclica molecular y biológica, conservando intactas la mente cuántica de las partículas elementales ―es decir que la mente cuántica de las partículas fundamentales no evoluciona perfeccionantemente como la mente evolutiva del simbre que ocupa cuerpos biológicos y humanos―. Toda la sinergia cuántica mental lograda en cada ciclo molecular hasta perfeccionar la autoréplica molecular, ha permitido causalmente la evolución biológica que conocemos. La muerte biológica hace que termine cada ciclo biológico, mientras que los ciclos moleculares, continúan procesando innumerables reacciones químicas para descomponer los cuerpos orgánicos y reciclar en nuevos cuerpos biológicos. Hasta que terminan al final de la vida del Universo físico con la implosión de cada componente molecular. En este proceso, la materia cuántica-molecular termina su existencia, primero al implosionar dentro de cada galaxia por la vía de los agujeros negros supermasivos. Luego, la extinción de la materia, incluyendo a las trazas de materia y a la energía material intergaláctica remanente, ocurrirá cuando éstas alcancen el cero absoluto, en el proceso llamado por la cosmología el ´Big-freeze´, cuya respectiva teoría asume que terminará no antes de 30.000 millones de años.
Así, cuando se llegue a la temperatura del ´verdadero cero absoluto´, todo átomo sólido o gaseoso, toda materia oscura y toda partícula de fuerza residual en el espacio-tiempo físico intergaláctico implosionaría ―incluyendo la energía residual de cualquier agujero negro y de la propia energía oscura.
La revista Scientific American, publicó en Enero del 2013, un artículo sobre los experimentos de Ulrich Schneider, físico de la Universidad de Ludwig Maximillian, en Münich, Alemania, quién ha venido trabajando desde la década de los años 50´s para lograr con su equipo de investigadores, producir en un gas compuesto de átomos de potasio, un estado de temperatura que corresponde a billonésimas de grado más bajo que el cero grado Kelvin; o sea, un estado de temperatura ´negativa´ de grados Kelvin. Con lo cual demostraría que el cero Kelvin, no es el cero absoluto. El premio nobel Wolfgang Ketterle de Instituto Tecnológico de Massachussetts, USA, había demostrado previamente la existencia de temperaturas por debajo del cero Kelvin, en campos magnéticos. Achim Rosch, un físico teórico de la Universidad de Cologne en Alemania, calcula que las partículas por debajo del cero Kelvin pueden desafiar la fuerza de la gravedad. Otros afirman que bajo ese estado la energía imita el comportamiento de la ´misteriosa´ energía oscura, cuyo concepto aún está en plena construcción y no permite aún ser tomada en cuenta para efectos filosófico-cosmológicos definitivos que conduzcan a una mejor comprensión del papel de la energía oscura en el final del universo.
Si el descubrimiento del equipo Ulrich llegara a ser aceptado por la comunidad científica como parte de la ciencia oficial, la adopción de IEs de la teoría del ´big freeze´ para aplicarla al destino final de lo físico en todo remanente de materia y de energía se mantendría válida al llegar al verdadero cero absoluto.
Hasta tanto la física cosmológica no descubra en el cero absoluto algo que cambie estructuralmente su actual significado filosófico, este verdadero cero absoluto podría ser determinado por debajo del actual cero Kelvin. Lo importante es que parece existir la probabilidad de que la ciencia oficial declare que el cero grado Kelvin y el cero absoluto ya no seguirán siendo sinónimos. Es decir que al llegar al verdadero cero absoluto, el cosmos físico creado terminaría cumpliendo su destino físico final dado por el principio de la entropía, volviendo toda materia y toda energía física al seno de la energía tódica de dónde provino en el instante de su creación.
Lo anterior tampoco alteraría la tesis de IEs respecto a la evolución espiritual. Evolución que, de manera paralela y por el principio de la metaentropía, haría que la capacidad de conciencia espiritual de las individualidades espirituales no encarnadas y no encarnables o extracorpóreas, ―expresada en estructuras básicas de conciencia (EBC´s) de múltiples líneas de desarrollo― continúe su proceso evolutivo perfeccionante. Haciendo progresivamente cada vez más y más perfectos a los seres extracorpóreos, a quienes por su perfección y progresiva cercanía al Receptor Universal podríamos llamar seres espirituales ´divinos´, dentro de un concepto genérico de escala jerárquica propuesta por IEs, explicada en el Bloque teórico del Sub-libro IV.3, del libro IV “Amor, Meditación, Muerte y el Más allá” de esta Colección. Éstos finalmente llegarían a formar parte de la mente perfecta y genitiva del Receptor.
Siguiendo el planteamiento del conocido Teorema de Gödel ―ver reseña del teorema en el Bloque teórico II de IEs, del libro II sobre “La Verdad – sus parámetros de referencia”―, como ya se dijo anteriormente, si la ciencia en su desarrollo descubriera algún macro ciclo material más allá de la gran explosión o más allá de la gran implosión de los agujeros negros dentro de cada galaxia, ello trasladaría el límite de lo tódico, del final de lo físico a una nueva singularidad tódica. Lo mismo pasaría si se descubriera un macro ciclo anterior a la gran explosión. Consecuentemente, trasladaríamos el escenario de la verdadera creación universal a esa nueva singularidad verdaderamente tódica, como ya lo indicamos, punto para el que siempre tendrá que haber el singular y verdadero Creador universal.
En su proceso cosmológico, las galaxias y estrellas han desarrollado muchísimos sistemas planetarios y, por lo menos en muchos de ellos, muy probablemente, hay vida biológica tal vez bajo diferentes condiciones que en nuestro planeta. Los planetas sin vida contribuyen a mantener el ecosistema espacial que requieren los que sí la tienen. Para los planetas con formas de bio-vida, IEs concibe en ellos un proceso evolutivo que tiene dos vías.
La primera vía hace posible la evolución de la conciencia cuántica, biológica y psicológica, para dirigir inteligentemente a los respectivos cuerpos físicos, para adaptarlos a que sobrevivan equilibradamente a través del tiempo, bajo la cambiante dinámica de los respectivos ecosistemas, en cada punto del universo. La segunda vía permite, simultánea y paralelamente con la evolución física, el desarrollo evolutivo de la capacidad de conciencia espiritual, en un larguísimo camino hacia la perfección mental ―tan largo como el camino evolutivo de lo físico, que a manera de “laboratorio vivencial”, sirve de soporte evolutivo, para la perfección de la conciencia de la mente espiritual― que permita a las entidades espirituales de creciente y compleja progresión evolutiva, regresar también al seno de lo tódico del Creador, ahora también concebible como Receptor universal, de dónde provino toda la creación.
En aras de la claridad y pecando de redundante, la evolución del universo tiende holísticamente a llegar a su final en la singularidad tódica, desde donde todo se creó. Esta singularidad marca el límite de todo lo físico y de lo metafísico; y es el umbral hacia el escenario tódico de donde singularmente se creó todo. Singular escenario tódico, tanto para el comienzo de la creación del universo como el de su final –ver la singularidad asintótica del diagrama en el ya mencionado comentario I.E.20).
Es decir que, los actuales conocimientos cosmológicos nos conducen a un destino final para la materia física que terminará colapsando y desapareciendo dentro de un escenario tódico, el del Creador universal. Al final, toda la creación física vuelve al seno del mismo Creador, que es también el Receptor universal. Y, por lógica análoga, por el principio “kibalyónico” de correspondencia, la creación metafísica o espiritual también debe volver, al final, al seno del mismo Creador/Receptor universal. La materia física volviendo a ser la nada material y las conciencias metafísicas volviendo a tener la perfección espiritual. Rescatamos así las palabras de Jesús de Nazareth en San Mateo: “Sed perfectos −en mente− como perfecto es el Padre espiritual” Y también: Dios es el “A” y la “Z”, el “alfa” y el “omega”, el principio y el final de todas las cosas.
Creemos que con nuestra entrega del presente mes, iniciamos la primera parte de la respuesta de interés general sobre la demostración de la Existencia de Dios.
Webmaster Nestor Trujillo


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